Dan Lungu: “La infancia es un mundo en sí mismo, absolutamente fascinante”

El escritor y sociólogo rumano Dan Lungu (Botoșani, 1969) esperaba disfrutar del bullicio y la alegría de una gran Feria Internacional del Libro de Guadalajara, descubrir personas interesantes y libros nuevos, autores emergentes que podrían ser traducidos e invitados a Rumania o a Moldavia a sus eventos literarios.Su presentación, en un diálogo con el narrador portugués Bruno Vieira Amaral a propósito de un tema común en las novelas de ambos, la periferia, se quedó en la periferia de la FIL porque Lungu enfermó.No obstante, el autor de ¡Soy un vejestorio comunista!, La niña que jugaba a ser dios y El paraíso de las gallinas habló con Laberinto sobre escribir en la lengua romance con menos hablantes pero con una de las mayores tradiciones literarias del orbe, y sobre sus preocupaciones: la periferia y el comunismo.“El concepto de periferia está en plena transformación”, arranca su exposición, que contó con el auxilio de la cónsul rumana en México, Adina Năstase, en la traducción en el español y en el rumano.El profesor de Sociología de la Universidad Alexandru Ioan Cuza de Iași y ex editor jefe del diario Timpul (Tiempo) explica que clásicamente el concepto está vinculado a la idea de centro, de sociedades y culturas centralizadas, de polarización social y desigualdad de oportunidades.“Durante la dictadura, Bucarest era considerado el centro del centro, y el resto era “provincia” / “periferia”. Cualquiera que salía de Bucarest decía: ‘Me voy a la provincia’, ‘me voy al campo’”, dice.Pero, mientras tanto, el concepto experimentaba cambios radicales: por un lado, la caída de la dictadura y el establecimiento de la democracia erosionan la relación entre la capital y el resto del país, y la posibilidad de viajar al extranjero y emigrar por motivos laborales la hace casi irrelevante.“Y en el plano cultural, el posmodernismo erosiona a su vez la idea de canon y de centro. Pero el golpe de gracia lo da la aparición de internet y la realidad virtual, que traen consigo una experiencia global disruptiva y se infiltran rizomáticamente en la vida cotidiana. La hibridación de la realidad y la identidad de cada uno de nosotros transforma el tema de la periferia en el tema de la visibilidad y la gestión de la atención”, añade el cuentista, dramaturgo, poeta, crítico literario y político.¿Qué implica eso para un escritor cuya lengua, a pesar de los grandes escritores que ha dado, está acotada por la necesidad de las traducciones, al hablarse solo en una región del mundo?Cualquier escritor que se exprese en una lengua de circulación restringida se enfrenta al problema de la circulación de sus obras, no se trata de un problema específicamente rumano. Lo bonito y, en cierto modo, extraño es que hay literatura y escritores en todos los idiomas del mundo, lo que nos demuestra que la literatura responde a una necesidad profunda del ser humano, de la especie.En todos los idiomas hay escritores profundos, auténticos y creativos que escriben en esos idiomas, y lectores devotos e igualmente creativos. La circulación de la obra no es una condición del valor y del proceso creativo, sino más bien del éxito. Y el éxito es una construcción compleja que tiene una relación caprichosa con el valor literario y, a largo plazo, con la promoción (desde la edición hasta las políticas públicas) y con la circulación de las obras.El paraíso de las gallinas se tradujo al español hace casi 15 años, a México no había llegado, hasta la FIL. ¿Cómo ha sido su acercamiento al público que habla español, un idioma oficial en 23 países de cuatro continentes con más de 600 millones de hablantes?Así es, no logró llegar a México. Como antiguo y constante amante de la literatura española, no puedo sino ser admirador del público que habla español, con la íntima convicción de que entre una gran literatura y el público que la saborea, existen infinitos hilos invisibles que los unen.Como narrador o poeta, más que como sociólogo, ¿cuál diría que es la relación entre periferia y política, tomando en cuenta la concepción original, etimológica, de la palabra política, de polis, de ciudad?Por desgracia, el populismo agresivo de la era posdigital del TikTok y la propaganda dirigida mediante algoritmos está cambiando radicalmente las teorías sociales y políticas clásicas. Estamos entrando en una nueva era en la forma de hacer política, despertando sobre la marcha...Hace 36 años terminó la dictadura de Nicolae Ceaușescu en Rumania, ¿su obra es una revisión de ese pasado histórico o es una advertencia sobre el futuro en términos políticos y sociales?Mi literatura utiliza la realidad social como telón de fondo sobre el que construyo, pero los temas son siempre literarios. Me preocupa el estilo, la construcción de los libros, de los personajes, aunque, sí, quiero que los lectores comprendan un mundo, un tema. De hecho, mis dos primeras novelas no tratan sobre Ceaușescu, sino sobre mundos que mueren y mundos que nacen. Sobre personas que atraviesan experiencias paradójicas. Sobre las consecuencias del colapso de un orden político y social en media Europa. Y sigo todo esto prestando atención al sonido de las palabras, a la construcción de las frases, de los diálogos, de los capítulos.Muchas grandes novelas que en su momento reflexionaban y criticaban al comunismo o sus secuelas en los países de aquel bloque soviético, incluso de grandes escritores como Milan Kundera, quedaron rebasadas por la Historia. ¿Cómo trabaja con el tiempo real, histórico, y el tiempo de la ficción para mantener la vigencia en sus obras?Si vinculamos las novelas estrictamente a la realidad social en la que se desenvuelven los personajes, no hacemos más que instrumentalizarlas y, por lo tanto, perdemos su esencia misma. La realidad social no es más que la pista desde la que las novelas despegan hacia experiencias profundamente humanas y universales, utilizando las alas de la expresividad artística.Los niños son personajes importantes de sus obras, como en La niña que jugaba a ser dios. ¿Qué le ofrece la infancia en un mundo real y literario convulso: esperanza o un retrato del desastre?La infancia es un mundo en sí mismo, absolutamente fascinante. Ver el cielo y el asfalto, los árboles, las personas y los animales a través de los ojos de un niño es un espectáculo en sí mismo, que no necesita ninguna historia ni desenlace, es pura alegría. Maravillarse junto con ellos y vivir sus miedos al abandono desde el interior de sus emociones es una de las experiencias más humanas y profundas.Rumania se integró a la Unión Europea apenas en 2007. ¿Qué significa para usted ser europeo en el siglo XXI?Vivimos la adhesión a la Unión Europea con la alegría de tener la garantía de que la dictadura jamás volvería a Rumania. Para mí, ser europeo significa compartir un ethos/espíritu democrático y valorar la libertad en sus diferentes formas, entre las que destaca la libertad de expresión, sin la cual la literatura no puede existir.¿La Historia facilita la labor de un escritor o pone en una cárcel de realismo a la ficción?La historia, al igual que la realidad, no son más que pretextos que el escritor puede utilizar o no. Ofrecen un material rico, difícil de manejar y transformar, pero el escritor es libre ante ellos.¿Qué define a su obra: la ética o la estética?Busco un equilibrio personal entre la ética y la estética. Y la fuente de este equilibrio se encuentra en la empatía.¿Qué rol asigna al humor en sus historias?El humor es el canal de comunicación de la empatía, tanto entre el escritor y los personajes como entre los personajes y el público. Contribuye a encontrar el equilibrio personal entre lo ético y lo estético.¿Qué obstáculos estilísticos o dilemas estéticos debe enfrentar en la narrativa un escritor que se ha formado en la sociología?Me convertí en sociólogo mucho después de empezar a escribir y publicar. Así que, ante todo, soy escritor. Como sociólogo, entiendes muchas cosas de lo que te rodea, pero eso no siempre te ayuda a escribir. La ayuda que me ha brindado la sociología es de otra índole: me ha obligado a reflexionar sistemáticamente sobre las diferencias entre la lógica estética y la lógica científica. Así, me ha obligado a meditar más y más profundamente sobre la literatura.¿Cambió su concepto de la libertad y de la democracia cuando Rumania vivía en una dictadura a como usted la vivió después de 1989 y en la actualidad?Sí. Habría demasiado que contar, hay muchos matices.Hay una gran tradición de poetas y narradores rumanos durante el siglo XX y ahora en el XXI, incluso uno de ellos, Norman Manea, ha sido galardonado en México con el Premio FIL 2016, Ana Blandiana ha recibido un importante premio en España, el Princesa de Asturias, y Mircea Cărtărescu es ya un autor de culto en México y España. ¿Cómo mira un escritor a sus antepasados literarios, a las tradiciones que le precedieron?Hay escritores a los que aprecio y de quienes he aprendido mucho. De Mircea Cărtărescu, incluso de manera personal: cuando era estudiante de secundaria a finales de los años 80, asistí a campamentos de literatura, donde participé en sus cursos. Me encantaban.En este momento de su carrera literaria ¿quién es Dan Lungu?Un escritor que lee literatura con enorme placer y que, al escribir, experimenta de manera permanente.AQ / MCB