La letra alemana es la nueva novela del narrador y poeta Rodolfo Naró (Guadalajara, 1967). Parte de su poesía está reunida en los libros Los días inútiles y Elegir el fuego y entre sus novelas se encuentran El orden infinito y Cállate niña. También ha incursionado en la literatura infantil con títulos como Un corazón para Eva y El misterio del colibrí.La letra alemana, publicada por Espasa, de acuerdo con sus editores, es “una historia sobre cómo la inocencia, la fortaleza y la esperanza persisten aun en medio del horror de la guerra”. Dos niños, Klara y Daniel, son sus protagonistas; a través de ellos Naró revisita el drama de la conflagración mundial iniciada por la locura expansionista de Hitler, empeñado asimismo en el exterminio de los judíos. Ellos se conocen en el gueto de Varsovia cuando Klara tiene 9 años y Daniel 11, a partir de entonces surge una amistad estrecha que con el tiempo se transforma en una relación romántica.Sobre esta novela en la que están presentes la aventura, la amistad, el amor, la violencia y crueldad de la guerra, pero también los poderes lenitivos de la música y la literatura, trata la siguiente entrevista, realizada por correo electrónico, con Rodolfo Naró.¿De dónde surge su interés por una historia situada en la Alemania nazi?Ciertas historias se van formando en el subconsciente sin que nos demos cuenta. La letra alemana fue una de ellas. Cuando joven, en mis años de universitario leí mucho sobre la alemania nazi y la Segunda Guerra Mundial, y hubo dos libros me marcaron, El diario de Ana Frank y Éxodo de León Uris. Años después conocí a Selene Ickowicz, judía de ascendencia polaca con quien conversé mucho sobre el asedio nazi a Polonia. Sería hasta el 2010 con don Marcos Katz, judio polaco, con quien trabajé unos meses como biógrafo, que anduve a través de sus palabras, las calles de su natal Cracovia y su paso por Varsovia. Sin planearlo mucho, por más de 20 años mi inconsciente almacenó información de aquel horror, pero también historias de amor y supervivencia.¿Cómo fue su investigación para esta novela, tan llena de hechos, datos y personajes verídicos, como Wagner y su antisemitismo? ¿Recorrió los escenarios que narra?Tenía tantos apuntes y horas grabadas de don Marcos Katz que fue inevitable basar a mi personaje, Daniel Brim en él. Aunque Klara y Daniel, protagonistas de La letra alemana son ficticios, muchos hechos alrededor de ellos, así como personajes secundarios, son verídicos, como la historia de Eva, la hermana adoptiva de Klara en plena guerra, historia que Selene me contó y que a su vez, supo de su madre y de su abuela; esa niña olvidada por sus padres a las puertas de un vagón de tren en marcha había marcado a la familia Ickowicz.Lo de Wagner fue un hallazgo fortuito. Chopin, como santo laico de Polonia me llevó a profundizar en Wagner, santo laico de los nazis; de algún modo quise enfrentar a estos dos monstruos clásicos a traves de las dos abuelas de Klara, la alemana y la polaca. Sobre la marcha descubrí el tremendo antisemitismo de Wagner, su manifiesto en contra de los judíos publicado, primero con pseudónimo en 1850 y años más tarde, en 1869, con su nombre. Eso abonó a los delirios persecutorios de Hitler hacia los judíos y su devoción por Richard Wagner.Fue imprescindible que viajara a Varsovia y otras ciudades de Europa del Este para redondear la atmósfera y la personalidad de mis personajes. Lo he hecho con mis anteriores novelas, si puedo, voy a los sitios donde se desarrollan, para darle más verosimilitud a la historia. En octubre del 2024 paré mi escritura en mitad de la novela y estuve un mes recorriendo las calles de la capital polaca. Me hospedé en un pequeño departamento en una torre multifamiliar de la época comunista, construída justo al lado de donde estuvo el orfanato del Dr. Janusz Korczak, en el gueto pequeño, así que la oscuridad, el frío y ciertos ruidos que escuchaba en la profunda madrugada, fueron los mismos que vivieron mis personajes entre los muros del gueto. En ese periplo por Varsovia y varias ciudades dominadas por los nazis visité sinagogas, barrios y cementerios judios, me entrevisté con sobrevivientes del Holocausto en Varsovia y Praga, solo así pude tener el pulso de ese tiempo para mi novela.¿Por qué su decisión de utilizar como protagonistas a dos niños: Klara y Daniel? Su relación trasciende la amistad y se vuelve una historia de amor: “Daniel fue el primer chico con el que dormí”, dice Klara.Porque son los niños y las mujeres las primeras víctimas de las guerras. A los niños los matan de hambre y a las mujeres las violan hasta matarlas. Quise centrar mi atención en los primeros, tan vulnerables que, sin deberla ni temerla, padecen la crueldad de los adultos. Es precisamente esa primera historia de amor preadolescente lo que ayuda a Klara y Daniel a sobrevivir. El amor es inevitable, aún en los peores momentos, aun cuando todo parece que está perdido. Es Klara quien propicia el encuentro. Mientras Daniel lucha por sobrevivir, Klara busca la manera de que el amor los salve.Muchos capítulos de su novela comienzan con “La ruta del Holocausto”. ¿Por qué esta decisión? ¿Es una manera de involucrar a los lectores que ignoran lo esencial de la Segunda Guerra Mundial o dudan de la existencia de los campos de exterminio?Mientras escribía la novela, más allá de la mitad, por la página 286, me di cuenta que me faltaba contexto histórico. Imaginé que mi novela podría llegar a lectores que, como yo a los 20 años, no supieran nada de la Segunda Guerra Mundial, entonces recordé mis clases de periodismo en la Universidad, donde me enseñaron a armar mi nota con los antecedentes para que el lector no solo supiera el “qué”, sino también el “cómo” y el “por qué” sucedieron los hechos. Ese dato se me reveló en Varsovia, así que, al volver a México, reescribí los capítulo referentes a Klara con el recuento del avance bélico que llevó a los nazis a la solución final: la ruta que los llevó al Holocausto. Con esto le agregué un grado más de dificultad a mi escritura, una nueva línea narrativa; las dos anteriores, Klara y Daniel, la tercera, los fragmentos históricos donde están los datos duros, reales, nombres, citas, fechas, detalles nimios como la composición química del gas zyklon B, útilizado en las cámaras de gas del horror nazi.Daniel tiene pesadillas, se involucra en la guerra de guerrillas. Klara escribe: “Hubo un lugar en el mundo donde aprendía a sobrevivir, después a odiar, perdonar y amar”. ¿Cómo fue confeccionando la evolución del pensamiento de estos niños, su manera de crecer en medio de la guerra?Ese lugar es el gueto, las calles de Varsovia convertidas en una prisión. Los personajes de toda novela tienen que hacer el viaje del héroe como lo llamó Joseph Campbell, la odisea que los lleve a crecer sobre todo emocionalmente. En un entorno hostil como en el que viven Klara y Daniel, sin dejar de ser niños —ya que al inicio de la novela ella tiene 9 y él 11, y al final, Klara cumple 13 y Daniel casi 15— tienen que madurar para sobrevivir, hacerse “adultos” para enfrentar al enemigo y ese primer amor es lo que los salva de la orfandad. Tienen que tomar decisiones de vida o muerte a su corta edad, de ello depende su vida y la de los suyos.¿Qué piensa de los jóvenes que nacen y crecen en un ambiente violento? Klara y Daniel lo hacen durante la expansión nazi, en México hay muchos jóvenes —hombres y mujeres— que viven la violencia cotidiana del crimen organizado.Es el arte lo que los ayuda a aislarse de ese ambiente hostil, en el caso de Klara, la música clásica, su don para la ópera; para Daniel, las historias que se inventa. Daniel es un chico que fabula una vida distinta a la que tiene. Así como Ana Frank sobrevivió a través de su diario, en La letra alemana es la música y la actuación lo que los mantiene alertas y vivos. Ahora en México, que nos enfrentamos al terror del crímen organizado, las drogas y la violencia, los jóvenes deberían de buscar refugio en el arte. Más que becas del bienestar, el gobierno debería de fomentar más el arte y el deporte en los jóvenes para hacerlos productivos, competitivos y no terminen de sicarios o halcones. El arte también salva.AQ / MCB