Parece una consigna decimonónica, de esas de sindicalismo antiguo, de novela de Emilio Zola. Tener que reclamar vivienda y alimentación accesibles, pan y techo, a esta altura de la historia parece casi increíble, pero ahí estamos de nuevo. Desde luego, no son ésas las aspiraciones que aparecen en la parte superior de la famosa pirámide de Maslow.