Desde el pasado mes de marzo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha incorporado a su indumentaria un discreto, pero significativo, complemento que no ha pasado desapercibido para los observadores más atentos: una pulsera de hilo rojo. La elección del color rojo, además de ser históricamente el estandarte del socialismo y su ideología, se alinea con antiguas creencias populares que atribuyen a este tono propiedades protectoras y atractoras de buena fortuna. La pulsera, que se asemeja a las conocidas como Hilo Rojo Tibetano de la Suerte, se considera un potente talismán contra las malas energías y un imán para las bendiciones, un detalle que añade una capa de misticismo a la figura del líder político en un momento crucial para la gobernabilidad del país.