La Navidad en las Casas Reales europeas responde a una coreografía cuidadosamente ensayada en la que conviven tradición, simbolismo e intimidad. Detrás de las felicitaciones oficiales, las misas retransmitidas y las fotografías familiares junto al árbol, hay menús heredados, rituales domésticos que se repiten desde hace décadas y decisiones dinásticas que se desarrollan en salones cargados de significado. Cada monarquía afronta estas fechas con su propio acento cultural, pero todas comparten una misma premisa: la Navidad es también una herramienta de relato institucional. En España, los Reyes Felipe VI y Letizia celebran la Nochebuena en el Palacio de la Zarzuela, residencia habitual de la Familia Real. La agenda institucional culmina la noche del 24 de diciembre con el mensaje del Rey, grabado con antelación en un espacio del mismo complejo palaciego. La cena se desarrolla en un ámbito estrictamente privado, con un menú de inspiración tradicional española, basado en pescados al horno, mariscos y carnes ligeras, acorde con el estilo personal de la Reina, que apuesta por una dieta sana alejada de excesos. El día 25, la Reina Sofía mantiene la tradición de asistir a la misa de Navidad, generalmente en Madrid. Los regalos no se intercambian en Nochebuena, sino el 6 de enero, Día de Reyes, siguiendo una costumbre profundamente arraigada en la cultura española. Tras la publicación de sus polémicas memorias, la enésima ausencia de Don Juan Carlos se convierte este año en una imperiosa cuestión de Estado. En el Reino Unido, la familia real encabezada por el Rey Carlos III y la Reina Camila se reúne en la Sandringham House, en Norfolk. El 24 de diciembre tiene lugar el intercambio de regalos, una tradición introducida en el siglo XIX por el Príncipe Alberto , de origen alemán. El día 25 comienza con la asistencia a la misa anglicana en la iglesia de Santa María Magdalena, situada en la propia finca. Tras el oficio religioso se celebra el almuerzo tradicional, con un menú clásico que incluye pavo asado, salchichas envueltas en 'bacon', coles de Bruselas, patatas asadas y 'gravy', culminado con pudding navideño flameado, servido en varios tiempos y con estricto protocolo. En Suecia, la familia real celebra la Navidad en el Palacio de Drottningholm, residencia privada del Rey Carlos XVI Gustavo y la Reina Silvia . La jornada incluye una cena de Nochebuena con el tradicional julbord, una mesa buffet que reúne arenques marinados, salmón ahumado, jamón glaseado, albóndigas y embutidos. Los regalos se intercambian esa misma noche, conforme a la costumbre sueca, y la velada culmina con la reunión familiar para ver el clásico programa navideño de Disney. En Dinamarca, el Rey Federico X y la Reina Mary celebran la Nochebuena en una de las residencias reales, habitualmente el Palacio de Amalienborg o el Palacio de Marselisborg, en Aarhus. La cena tradicional incluye pato o cerdo asado, col lombarda caramelizada y patatas, seguida del imprescindible risalamande, el postre de arroz con nata y almendras que esconde una almendra entera. Tras la cena tiene lugar el intercambio de regalos y el tradicional baile alrededor del árbol, antes o después de asistir a un servicio religioso luterano. En Mónaco, el Príncipe Alberto II y la Princesa Charlène empiezan las fiestas con el encendido oficial de las luces de Navidad de la plaza del Casino. Este año lo han hecho con el Príncipe Jacques y la Princesa Gabriela , posando junto a Papá Noel. Los Grimaldi suelen asistir a la misa de Nochebuena en la Catedral de San Nicolás, antes de una cena privada en el Palacio del Príncipe, en el casco antiguo de Montecarlo, con un menú que combina cocina francesa y mediterránea, con platos refinados, en una velada centrada especialmente en los hijos de la pareja. En Bélgica, el Rey Felipe y la Reina Matilde celebran la Navidad en el Castillo de Laeken, residencia oficial en Bruselas. La asistencia a misa forma parte de la tradición familiar y del calendario público. En el ámbito privado, la cena incluye platos clásicos de la cocina belga, y el intercambio de regalos se realiza en un entorno íntimo, generalmente en Nochebuena, acompañado de lecturas religiosas y momentos de recogimiento. En los Países Bajos, el Rey Guillermo Alejandro y la Reina Máxima suelen pasar la Navidad en una residencia privada, como la Villa Eikenhorst o el Palacio Huis ten Bosch. Tras las celebraciones públicas de Sinterklaas a comienzos de diciembre, la Navidad tiene un tono más íntimo. Las reuniones familiares incluyen platos tradicionales neerlandeses, y los regalos se intercambian la noche del 24 o el día 25, según la tradición familiar, sin un ceremonial estricto. En Noruega, el protocolo navideño se decidirá según de la evolución de la salud de la Princesa Mette-Marit , de cuyo trasplante de pulmón está pendiente todo el reino. Si la operación va bien, el Rey Harald V y la Reina Sonia celebrarán las Pascuas en el Royal Lodge de Holmenkollen, en las afueras de Oslo. La familia asistiría a un oficio religioso luterano. La cena incluirá platos tradicionales como costillas de cerdo o cordero, y los regalos se intercambian la noche del 24, siguiendo la costumbre noruega. Es una monarquía austera, pero ahora más que nunca, todo será sencillo y discreto. Si finalmente ocurre lo peor, el luto oficial por la heredera dejará en suspenso cualquier acto festivo. Así, entre palacios, iglesias, y mesas decoradas con exquisita elegancia, la Navidad de las casas reales europeas alimentan un simbolismo revelador destinado a reforzar una imagen de unidad nacional y cultural. Las felicitaciones navideñas —desde las formales hasta las más íntimas y televisadas— forman parte de un rito anual en las monarquías europeas. Estas comunicaciones permiten a las coronas transmitir valores de unidad, esperanza y servicio durante una de las épocas más emotivas del calendario, a la vez que acercan a la ciudadanía la dimensión humana de sus monarcas. La Familia Real Española ha difundido su felicitación navideña de 2025 con una fotografía oficial familiar tomada en Valdesoto (Asturias), con la Princesa Leonor y la Infanta Sofía . La imagen, publicada por la Casa Real, destaca el entorno rural y los valores de los «pequeños municipios», acompañada del texto «Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 2026» en castellano e inglés, con las firmas manuscritas de los cuatro miembros de la familia y el escudo con el lema «Servicio, compromiso y deber». Don Juan Carlos I y Doña Sofía, también han publicado su propia felicitación navideña de este año, optando por una imagen más íntima protagonizada por sus cinco perros frente a un árbol de Navidad, reflejando un tono menos formal que el de los actuales monarcas. Que las mascotas de Doña Sofía (dos cocker spaniel negros, dos schnauzer blancos y un peekapoo) sean las protagonistas no deja de ser un dato curioso. El Rey Carlos III y la reina Camila han compartido su tarjeta navideña de 2025, con una imagen más relajada tomada durante su visita de Estado a Italia, concretamente en los jardines de la Villa Wolkonsky en Roma, en su última vista al Papa Francisco . La postal incluye un mensaje de buenos deseos y marca el inicio de las celebraciones navideñas de la Corona británica. La felicitación de este año ha adquirido un significado especial en el contexto del estado de salud del monarca, quien afronta con valentía el diagnóstico de un cáncer que ha marcado su actividad oficial. Se espera que el 2026 sea el año de su recuperación. Además de la tarjeta, en el Reino Unido persiste la tradición de que el soberano pronuncie un 'Christmas Message' televisado y radiofónico el día de Navidad, en el que se reflexiona sobre los hitos del año y se transmiten palabras de esperanza a la nación, una costumbre que se remonta al Rey Jorge V en 1932. Casa de Gales y otros miembros de la Familia Real británica, como la Princesa Ana u otras figuras, también han difundido felicitaciones navideñas propias con mensajes personales o estilos más informales. El Príncipe Alberto II y la Princesa Charlene han estrenado su felicitación navideña de 2025 con una imagen familiar, marcada por el color azul marino, tomada junto a sus hijos —el Príncipe Jacques y la princesa Gabriela— y su perro, el chihuahua Harley, posando frente a un árbol de Navidad y una chimenea festiva. La felicitación, compartida en las redes del Palais Princier, incluye saludos en cuatro idiomas y enfatiza un tono cálido y familiar. Tomada el pasado verano en el castillo real de Laeken, la foto de los Reyes Felipe y Matilde es un luminoso desplegable en el que participan sus cuatro hijos: Isabel , Gabriel , Leonor y Manuel , todos ellos cogidos del brazo para transmitir un mensaje de unidad familiar con una felicitación sencilla y directa: «Feliz Navidad y próspero Año Nuevo». Este año, la Reina Silvia ha podido incorporar una novedad a su posado navideño habitual junto a sus nietos. La llegada de la pequeña Inés , hija de los Príncipes Carlos Felipe y Sofía , ha reunido a los más pequeños de la dinastía real en el Palacio Real de Estocolmo alrededor de tres árboles con austera decoración. Este año, el Gran Duque Guillermo se ha estrenado en la tradición navideña, que aparece sonriente junto a su esposa, Estefanía , pero apostando por el protagonismo de sus hijos, Carlos y Francisco , con una fotografía muy tierna en la que los pequeños juegan con sus peluches, un reno y un elfo. «La gran pareja ducal les desean lo mejor para estas fiestas de fin de año», reza la postal.