A través del diálogo entre Donald Trump y Xi Jinping, la República Popular se propone duplicar su consumo doméstico en los próximos 5 años, lo que implica recortar por la mitad las inversiones en su máquina manufacturera. A su vez EE.UU se obliga a triplicar sus exportaciones a China en el mismo período, lo que le permitiría reducir su déficit comercial.