La descentralización en Panamá ha estado marcada por la opacidad, el desorden y, en no pocos casos, por el uso político de recursos públicos. La llamada “descentralización paralela” dejó una huella profunda de desconfianza ciudadana y decenas de investigaciones abiertas. En ese contexto, el lanzamiento de una plataforma digital por parte de la Autoridad Nacional de Descentralización (AND) para transparentar las transferencias y proyectos locales constituye un esfuerzo loable por ordenar un sistema que nació con buenas intenciones, pero fue desvirtuado. Por primera vez, cualquier ciudadano puede conocer cuánto dinero recibe su corregimiento, en qué se gasta y cuándo fue aprobado. Esa información, antes dispersa o inaccesible, ahora está a un clic. No es un detalle menor: la transparencia es el primer filtro contra el clientelismo. Sin embargo, publicar datos no basta. La verdadera prueba será si esa información se traduce en rendición de cuentas efectiva, seguimiento real de obras y sanciones cuando los recursos no se reflejan en mejoras concretas. Abrir la caja negra es un paso necesario. Mantenerla abierta, el verdadero desafío.