Se nos va la vida

Durante las primeras décadas de nuestra vida actuamos como si el tiempo fuese inagotable. Hacemos largos inventarios de libros por leer, películas por ver y lugares por visitar. Vivimos rodeados de listas, de sugerencias y recomendaciones, y de pendientes acumulados que suelen crecer más rápido que nuestra capacidad de atenderlos. Pensamos, erróneamente, que hay que estar al día de todo. En otro tiempo, por ejemplo, jamás hubiera ‘fallado’ en ningún palmarés relevante. No había obra premiada que no dominase o reconociese.