El problema de ver las cosas desde muy lejos es que no las vemos. Pero mirando solo lo que está muy cerca tampoco las vemos. Por ejemplo, leyendo lo que está pasando con las grandes creadoras y distribuidoras de contenidos de USA podemos pensar que nos cae muy lejos y no va con nosotros. Pero sucede que Hollywood es, guste o no, la conciencia del Imperio, una conciencia crítica con cierta propensión al activismo. En la batalla iniciada con la OPA hostil de Netflix a la Warner, seguida de la contra-OPA de Paramount, afín a Trump, puede estar en juego el sesgo ideológico de dicha conciencia crítica, pues ya no hay duda de que el control de los medios y las conciencias es una obsesión del trumpismo. Resulta obvio que no podemos hacer nada contra ese hecho, pero este hecho hará algo contra nosotros: el cambio de coloración se nos meterá en casa y, pantallas mediante, en nuestras cabezas.