La avispa asiática se afianza en España: alertan del riesgo de picaduras y su impacto económico

La rápida expansión de la avispa asiática (`Vespa velutina`) se ha convertido en un doble problema para España. Según ha explicado en Cadena Cope, Joan Pino, director del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF), esta especie invasora tiene un impacto ecológico aún por cuantificar sobre los polinizadores nativos, pero sobre todo uno social y económico cada vez más evidente. Uno de los sectores más afectados es la apicultura. Pino destaca que la avispa asiática "depreda mucho sobre las abejas de la miel de nuestras colmenas", lo que afecta tanto a la supervivencia de las colmenas como a su producción de miel. Este impacto directo pone en jaque una actividad económica fundamental para muchas zonas rurales. Paralelamente, crece la preocupación por la seguridad de las personas. "Cada vez hay más problemas derivados de picaduras", afirma el experto, ya que la avispa "se acerca a las zonas habitadas e interacciona más con las personas". Aunque el veneno no es más peligroso que el de una avispa autóctona, el riesgo aumenta para quienes son alérgicos. En estos casos, como ha advertido, "podemos llegar a este riesgo de muerte". El gran problema son para las personas alergias a este tipo de picadura, un 3% de la población, y si la persona afectada recibe varias picaduras de manera simultánea. Estos casos sucedieron en Galicia, con 3 fallecidos en el mes de octubre que han disparado las alarmas. Entre los casos, hay un cazador que piso involuntariamente un nido de este tipo de avispas que estaba en el suelo y fue atacado. El hombre era alérgico a este tipo de picadas, y  falleció a los pocos minutos del ataque de las avispas. Las velutinas, que mide 3 centímetros y es más oscura que las autóctonas, como la mayoría de avispas, solo pican a las personas cuando se producen encuentros inesperados o situaciones en las que estos insectos se sienten amenazados. El origen de esta invasión fue completamente accidental. La avispa asiática llegó a Europa a través de una introducción involuntaria. Según relata Pino, una reina hibernando viajó en barco desde China, hasta el suroeste de Francia en un cargamento de cerámica. Allí encontró un clima similar al de su región de origen, lo que "propició su establecimiento", según ha explicado Pino. A pesar de su rápida expansión, la naturaleza empieza a reaccionar. Cuando una especie invasora llega, no tiene depredadores locales, pero a medida que se hace más abundante, los depredadores nativos la incorporan a su alimentación. "Esta especie que acaba de entrar está entrando en la dieta de muchos depredadores, y eso ya está pasando", confirma Pino, mencionando al abejero europeo y a los halcones como ejemplos. La avispa asiática está colonizando en zonas húmedas de temperaturas suaves, y se está adoptado en el clima mediterráneo. En las comarcas de Tarragona, existe la mayor densidad en Catalunya. Mientras tanto, la lucha contra la avispa continúa. Se están desarrollando trampas más específicas para no afectar a la biodiversidad local, así como métodos de protección para las colmenas. Sin  embargo, el director del CREAF reconoce que todavía no existen soluciones definitivas y que hay "toda una investigación en marcha" para encontrar métodos de control más eficaces en el futuro. Pino se muestra crítico con la laxitud de los controles fronterizos en la Unión Europea, que, en su opinión, "no son suficientemente rigurosos". A diferencia de países como Chile, el flujo de mercancías sigue siendo una puerta de entrada para nuevas especies. El experto sugiere la creación de "listas negras" de especies potencialmente invasoras para anticiparse a futuras amenazas, como podría ser el mapache, ya presente en España pero aún no establecido en Cataluña.