Primavera del 2012. En la sevillanísima peluquería del maestro Melado —en Amor de Dios— Fernando Mansilla grababa un vídeo rodeado de su grupo de 'Espías'. Mira al espejo, luego a cámara y recita eso de « ultrapelmazos del botellín helado », una letra compuesta sobre uno de sus poemas con el mismo nombre. Es importante entender esto, porque un tiempo después, poco antes de fallecer, Mansilla se encerró en el estudio con un grupo de músicos (y, sobre todo, amigos) — Javi Mora, Jordi Gil, Pablo Peña y Fran Torres — para grabar una serie de canciones. «En 2013 dejé de trabajar con él y le propuse hacer este disco», cuenta Javi Mora, en una conversación a tres de ABC con el músico, Fran Torres y David Linde (La Suite, sello bajo el que se publica). «Por cosas de la vida, hasta 2018 no conseguimos arrancar», puntualiza. Un poco más tarde, el fallecimiento de Mansilla interrumpió las sesiones de grabación. « Se me había quedado esa pena de no haber podido terminar el disco que yo quería hacer con él desde hacía muchos años. Conseguir terminarlo, tenerlo en las manos y haberlo hecho con todo el amor y el cariño de mis compañeros, ha sido un regalo de la vida y un cierre de círculo muy importante». No era una decisión sencilla: Mansilla murió dejando aquellas canciones inacabadas y guardadas en un cajón. Sus compañeros —los Ultrapelmazos — en un primer momento pensaron que de allí poco se podía sacar: si acaso dos o tres poemas. « No sabíamos que teníamos tanto material tan bueno y tan desarrollado», apunta Javi Mora. «Pensábamos que estaba todo mucho más embrionario, pero al revisarlo nos dimos cuenta de que había un LP entero». Las canciones, que empezaron siendo improvisaciones de los músicos con poemas de Fernando, estaban mucho más avanzadas de lo que recordaban. En 2021, los cuatro decidieron reunirse para volver a trabajar en ellas : «Era un trabajo que todos recordábamos como algo bonito, nos daba pena que no se diera a conocer», señala Mora y matiza su compañero, Fran Torres: «Cuando murió Fernando no nos apetecía retomar la obra para sacarla justo después, a modo de homenaje. Pasaron dos o tres años y vimos el material y, aunque todos tenemos nuestros proyectos, nos reunimos dos o tres veces y empezamos a sacarlo adelante», comenta Torres. En estos cuatro años el grupo tenía claro que este álbum debería tener la entidad de obra que a Mansilla le hubiera gustado darle: « Debíamos dejar que pasara un poco el tiempo , que desapareciera toda la nostalgia, esperar y tratar de recuperar lo que grabamos en esa semana. Es el disco que hubiéramos hecho si él hubiera seguido vivo», admite su compañero, Javi Mora. Tal era la intención de los músicos de respetar la impronta de Mansilla , y sus motivaciones creativas para con las canciones, que incluso recuperando el material y trabajando en el estudio para sacarlo, sentían la presencia de Mansilla como si estuviera allí, codo a codo con ellos: «Al principio, volver a escuchar la voz de Mansilla me costaba mucho», confiesa Torres. «Había momentos en el estudio que parecían una especie de psicofonía. Esa voz perfectamente grabada del estudio, nosotros escuchándonos, y parecía que estaba allí con nosotros; era una cosa muy potente. Tardamos tres años realmente en poder revisar ese material sin esa nostalgia , sin esa emocionalidad que nos impuso su fallecimiento». Durante el proceso de producción de estas canciones, Mansilla estuvo presente todo el tiempo para los integrantes del grupo. «En cada arreglo, en cada pequeña decisión, en cada paso. E stoy seguro de que a él le hubiera encantado », afirma el músico Javi Mora. «De hecho, una de las cosas que me da pena es que él no haya podido verlo terminado y escucharlo; estaría muy orgulloso», añade Torres. «Fernando era un poco el que dirigía; al final es un trabajo de spoken word y la persona que está con los poemas tiene que estar cómoda con la música. Si nos pasábamos un poco de modernitos, Fernando nos miraba y nos decía 'por aquí' , y así íbamos avanzando. El poema es lo primero», apunta Javi Mora. En ese proceso de producir las canciones, lo delicado para estos músicos era cuidar la voz , la forma de recitar, el ritmo y la cadencia de Mansilla: « Tuvimos muchos debates en cuanto al tratamiento de la voz », afirma Mora. «En la música no tanto, porque desde el principio teníamos claro que teníamos total libertad para crear. Fue uno de los preceptos que nos pusimos con él: no queríamos ceñirnos a ningún género concreto ni a ninguna cosa, sino que el poema mandaba y, dependiendo del poema, pedía unas cosas u otras. Hay cosas de synth pop, experimentación, un poco de todo . Hay una latina que se nos quedó fuera finalmente. Hemos trabajado muchos géneros distintos». Como el disco no se iba a tocar en directo, los músicos sentían más libertad para liberar su creatividad a la hora de producir las canciones: «Como era un álbum de estudio, retocamos la voz de Mansilla, le metimos efectos, cosas que no se hacían en otros trabajos de Mansilla. Creo que esa es u na parte creativa que le ha dado cierta peculiaridad a la obra . Escuchamos mucho la voz de Mansilla tratada, pasada por filtros, con eco, con delay, y creo que fue una decisión artística acertada». El álbum, que viaja por distintos paisajes melódicos, tiene un cierre sorprendente: un audio de WhatsApp del propio Mansilla . «Es inmejorable», afirma Torres. «Es un poema que le manda por WhatsApp a Javi, con esa crudeza del WhatsApp, y después de la muerte coge una importancia… no podría haber un final mejor». De hecho, el grupo llegó a intentar tratar el propio audio: «Lo retocamos, le metimos unos efectos y nos horrorizó. Dijimos: vamos a volver a lo crudo. Tiene algo bonito y es que parece que Fernando desde el más allá nos mandara un mensaje de WhatsApp», apunta Torres. «Así es como trabajábamos siempre —explica su compañero—, este poema está musicado ya , de hecho; forma parte de una obra de teatro que hicimos que se llamaba Ultramarinos, que estrenamos en 2013». Él siempre grababa los poemas primero en un audio de WhatsApp, detalla, «para que nosotros viéramos un poco por dónde iba la cosa». Así, profundiza Mora, « cuando él te grababa un poema en crudo ya iba con un tempo implícito. Tenía un sentido del ritmo que te marcaba mucho por dónde tenías que tirar. Este era perfecto así. Era tan evidente que no necesitaba nada, que decidimos dejarlo. Es una declaración de vida, es como un decálogo vital de cómo él vivió siempre. De hecho, el título sale de la última frase de ese audio». El álbum, que se presentó públicamente hace algunos días en El Gallo Rojo , ha sido publicado bajo el recién estrenado sello de La Suite en formato vinilo —cuya edición solo se puede conseguir en Record Sevilla —. «De hecho, el sello se forma a raíz de este disco», confiesa David Linde , al frente de La Suite. «Al igual que el resto de componentes de Los Ultrapelmazos, yo también trabajé mucho con Mansilla, sobre todo en artes escénicas. Trabajo de forma habitual con todos los miembros de Los Ultrapelmazos, fundamentalmente con Javi Mora. Fue una conversación natural . Javi sabe cómo trabajamos en La Suite, que somos muy amigos de Fernando y habíamos hecho cosas con él realmente potentes a nivel escénico. Sabían la sensibilidad que en La Suite tenemos con todas las artes y en particular con la de Fernando. Javi me lo propuso y para nosotros fue un regalo, el honor de sacar su último trabajo. A raíz de ahí se monta el sello, que ya tiene la segunda referencia en marcha. Son otras maneras bonitas de perder dinero». Según detalla Linde, « era muy importante que el duelo ya hubiese pasado para tratar esta obra como si Mansilla hubiese seguido vivo, al tono de los integrantes y poco más». En todo este proceso, admite, «el papel de La Suite es de libertad total y absoluta con respecto a las decisiones de los artistas. No he hecho nada salvo sacarlo», confiesa Linde y Mora confirma la historia: «Nosotros tenemos claro que esto lo hacíamos fundamentalmente por amor y amistad a Fernando. Queríamos que todo el proceso y todas las personas involucradas fueran desde ahí, desde el amor y el cariño que todos le tenemos. Cuando ya teníamos el disco más o menos pergeñado, hablé con La Suite para ofrecérselo a ellos, porque sé del cariño que nos tenemos». Para Linde, estrenar el sello publicando el disco póstumo de Mansilla es seguir « una filosofía inversa a la de los mercados , que es como se deben hacer las cosas». De hecho, señala que desde La Suite nunca han visto este álbum «como un objeto de comercio», sino como algo que viene a ampliar el legado del autor: «Creíamos que teníamos que aportar esto a la ciudad de Sevilla, donde Fernando desarrolló todo su carácter, y a todos los huérfanos que dejó: amantes de su poesía, de su música y de su espectáculo escénico. Esto no es una cosa que se haga para hacer dinero, y menos con este material. Lógicamente, tiene que ser algo sostenible, que se autofinancie y se repartan los beneficios entre los implicados, incluida la familia de Fernando, qué duda cabe. Pero jamás íbamos a entrar en ningún tipo de filosofía más allá del arte puro». Sobre la edición del mismo, Linde admite que han hecho «un vinilo caro» porque además lleva un encarte «de ocho páginas con todas las letras». Tal y como explica, «esto era fundamental: que el público pudiera tenerlas. Eso lo encarece. Después, el artwork de Pablo Peña, que ha sabido plasmar el espíritu de las canciones y la soledad que nos deja la ausencia de Fernando, merecía que fuera en formato álbum. Fernando era escritor de libretas, le gustaba escribir a bolígrafo sentándose a desayunar. Era evidente que teníamos que hacer un disco-objeto precioso . No tenía sentido hacerlo solo en digital». Por un lado está lo artístico, por el otro lo personal: este trabajo no es parte del duelo, no es un homenaje al uso, ni un recopilatorio, sino un último gesto de amor de sus seres queridos. « Esto es un acto de amor colectivo », confirma Linde. «Gente tan talentosa como Fernando, por supuesto, pero también como Pablo, Jordi, Fran y Javier —que son próceres de la música de la España meridional—, sin ningún rasgo de protagonismo ni de ego, han hecho un acto real de amor para compartir esto por un bien común. Vivir ese proceso desde La Suite ha sido una delicia. Me quedo con eso: con un acto de amor y, además, desde la alegría».