El aviso de un experto sobre las redes: "La evidencia científica del daño a menores es innegable"

Australia ha tomado una decisión histórica, prohibir el acceso a las redes sociales a los menores de 16 años. La medida busca proteger a niños y adolescentes de la adicción, la presión social y los contenidos inadecuados. Sobre este tema, el experto en educación digital, Julen Linazasoro, ha analizado la situación en COPE Euskadi, y asegura que la decisión tiene todo el sentido porque "la evidencia científica es innegable y abundante" sobre los efectos perjudiciales de plataformas como TikTok, Instagram o Facebook. Linazasoro destaca que la clave del modelo australiano es que exige a las propias compañías tecnológicas que "se hagan responsables ellas mismas de desactivar esas cuentas", ya que la tecnología para hacerlo "está disponible y ya se puede utilizar". Esta aproximación contrasta con el plan del Gobierno de España, que plantea un sistema de verificación de edad a través de una cartera digital a partir de 2026. Preguntado por los peligros que más le preocupan, el educador digital subraya que no se trata de un único problema, sino de un conjunto de amenazas simultáneas de igual gravedad. "No es que haya una cosa que sea más grave que la otra", explica, "es que hay diferentes problemas con el mismo nivel de importancia que se están dando todos a la vez". Entre estos factores, Linazasoro enumera graves consecuencias para el desarrollo cognitivo, como las "dificultades para concentrarse", una "capacidad de atención más limitada" y la "falta de análisis crítico de la información". A esto se suma el acceso a contenido dañino, como "la pornografía y el contenido violento", y el impacto en la salud mental, con un aumento de la "ansiedad" y los "problemas de autoestima". Además, alerta de la alta presencia de "pederastas en las redes sociales" y el peligro constante del "acoso y la violencia digital". Aunque las medidas gubernamentales son un paso, Linazasoro insiste en que el papel de las familias es insustituible. Critica que "la mayoría de familias son muy permisivas porque no son conscientes de los riesgos reales que hay". Según el experto, existe una falsa sensación de seguridad: "Piensan que si hay riesgos, a lo mejor, los hijos de los demás están en riesgo, pero sus hijos e hijas no, porque ellas controlan, y no es cierto". El educador advierte que el acompañamiento parental es fundamental, pero a menudo inexistente. "La mayoría de familias les regala el teléfono", pero "no se preocupan en estar junto con ellos para ver qué están viendo", para "poner contexto a lo que ven" o para "enseñar a detectar riesgos y acercamientos inadecuados". Esta actitud de abandono digital, denuncia, deja a los menores desprotegidos. Frente al argumento de que "prohibir no educa", Linazasoro es tajante. Defiende que poner barreras es una forma de protección indispensable en la infancia y la adolescencia. "Poner límites es necesario", afirma, comparando el uso sin control de las redes sociales con otras sustancias reguladas para menores como el tabaco o el alcohol, ya que se trata de "otro tipo de droga también, es exactamente lo mismo". Para el experto, España y el resto de países occidentales "llegamos muy tarde" a esta regulación, aunque matiza que "más vale tarde que nunca". Su preocupación crece al observar que la edad de inicio en el uso de smartphones y redes sociales es cada vez más temprana. "Ya hay niños que en tercero de primaria con la comunión ya se les regala un smartphone", lamenta, lo que aumenta la vulnerabilidad. Ante esta situación, Julen Linazasoro anima a las familias a tomar un rol activo. Recomienda que "se vayan poniendo de acuerdo para ir retrasando la entrega de los smartphones y el uso de redes sociales". Propone que se informen y se unan a movimientos ciudadanos, como la iniciativa "Alzha Buroha" en Euskadi, para generar un cambio colectivo desde la base. "Tenemos que empezar a actuar", concluye, haciendo un llamamiento a abandonar la pasividad social frente a un problema de primer orden.