Control antidopaje

Eran las cinco en punto de la madrugada. El que no tenía que madrugar al día siguiente había puesto el despertador y, por una vez, iba a levantarse cuando casi todos los demás dormían y sin que nadie, fuera de su propia curiosidad, se lo hubiera pedido. Si en la cultura y en otros ámbitos quien quería subir tenía ante todo que denigrar al que estaba al frente, para así devaluar su fingida victoria ante quien debía de ser un negado según el pobre testimonio de quien quería destronarlo, el deporte había cimentado su épica en la competición entre rivales poderosos . Cada victoria significaba para el que no la tenía más horas de gimnasio, más intensidad en los entrenamientos... Ver Más