El pastel cordobés del Horno de la Cruz: tradición dulce para estas fiestas en Córdoba

Cuando llegan las fiestas navideñas, las mesas cordobesas se llenan de aromas que despiertan memoria y celebración: turrones, polvorones, pestiños y, por supuesto, el pastel cordobés, un dulce emblemático de la ciudad que en el Horno de la Cruz se convierte en una de las propuestas más deseadas por residentes y visitantes. Este obrador centenario es un punto de referencia ineludible para quienes buscan sabores tradicionales en las celebraciones navideñas. El pastel cordobés forma parte de la identidad repostera de Córdoba. Se trata de una elaboración de masa de hojaldre rellena de cabello de ángel, un dulce con raíces históricas que remonta su influencia a la repostería hispano-árabe, donde la combinación del hojaldre con rellenos dulces ya se disfrutaba en tiempos antiguos. Tradicionalmente asociado a la festividad de San Rafael y a la de San Acisclo y Santa Victoria, patronos de la ciudad, el pastel cordobés ha trascendido sus fechas señaladas para convertirse en un dulce consumido durante todo el año. La receta clásica consiste en colocar el cabello de ángel, hecho de calabaza cidra cocida y caramelizada en hilos finos, entre láminas de hojaldre, cerrarlo y hornearlo hasta conseguir una costra dorada. Tras sacarlo del horno, se suele espolvorear con azúcar y canela, creando un equilibrio perfecto entre dulzor y fragancia que evoca la cocina tradicional cordobesa. Fundado en 1880 , el Horno de la Cruz es uno de los obradores más longevos de Córdoba y un verdadero emblema de la repostería artesanal de la ciudad. Sus orígenes se remontan a finales del siglo XIX, cuando aquellos primeros pasteleros comenzaron a hornear pan, dulces y repostería con técnicas sencillas y tradicionales. Hoy, el establecimiento sigue en manos de descendientes de esos primeros artesanos, ofreciendo productos que han pasado de generación en generación. Sus mostradores siempre rebosan de panes, empanadas, hojaldres, pasteles y una amplia variedad de dulces. Según quienes llevan años detrás de la barra, la filosofía del Horno de la Cruz nunca ha cambiado: «se vende un buen producto, con buena calidad, se trata con las personas con amabilidad y el cariño está en cada receta». Además del pastel cordobés, el horno sigue elaborando a diario productos clásicos como pestiños, torrijas en temporada y una selección de bollería y confitería tradicional que hacen la delicia de quienes buscan lo auténtico. En Navidad , el pastel cordobés se integra con naturalidad en la panoplia de dulces típicos que acompañan las celebraciones: junto a los pestiños , los polvorones y mantecados artesanos, este pastel aporta un sabor local que remite a las calles del centro, a las plazas iluminadas y a las sobremesas interminables. La tradición repostera de Córdoba se vive no solo en Navidad, sino en diferentes festividades del calendario, pero es en estas fechas cuando la ciudad siente el impulso de redescubrir sus recetas más queridas. El pastel cordobés, con su masa hojaldre y su corazón de cabello de ángel, representa el equilibrio entre dulzor y frescura, ligando generaciones y celebraciones. Además del pastel cordobés, las calles de Córdoba se llenan de otras delicias para estas fechas. Los pestiños, masa frita con aceite de oliva, miel o azúcar y matalahúva, son un clásico que acompaña las sobremesas. Los polvorones y mantecados artesanales invitan a compartir con café o vino dulce después de la comida familiar. Y las torrijas, aunque más típicas de Semana Santa, también tienen presencia en los mostradores de diciembre gracias a su textura jugosa y corte generoso. No faltan tampoco otras elaboraciones tradicionales, como las tortas de aceite y pequeñas empanadas dulces , que combinan con el rico café de la tarde o las infusiones que cierran las largas jornadas festivas. En Córdoba, la Navidad se saborea con dulzura y cada bocado de pastel cordobés o pestiño cuenta una historia y da sabor a las fiestas que se viven hoy.