La fundación de la Zaragoza romana, conocida como Caesaraugusta, no fue un acto casual, sino un proceso de una precisión asombrosa ligado a los ciclos del sol. La ciudad fue concebida en torno a un fenómeno astronómico que ocurre cada año: el solsticio de invierno. Este evento determinó el trazado de sus dos arterias principales, el decumano máximo y el cardo máximo, que sentaron las bases de la urbe actual. Hace dos mil años los romanos diseñaron Zaragoza mirando al cielo y proyectando sus sombras para determinar la ubicación exacta de la entrada del sol. Así se eligieron el cardo máximo y decumano máximo, las calles principales a partir de las cuales se estructuraría la urbe y que actualmente son la calle don Jaime y la calle Mayor. Los urbanistas romanos trazaron el decumano máximo —el eje que hoy forman la Calle Mayor, Espoz y Mina y Manifestación— para que se alineara perfectamente con la salida y la puesta del sol durante el solsticio del año 14 a.C. Este diseño no solo respondía a una necesidad de organización, sino que también estaba cargado de un profundo significado simbólico vinculado a la fertilidad y el renacer. Esta creencia ancestral sostenía que "el sol, en su punto álgido, fecundaba simbólicamente la tierra para la nueva ciudad", como explican historiadores y arquitectos que han estudiado el tema. Una vez fijado este eje principal, se trazó en perpendicular el cardo máximo, la actual calle Don Jaime. A partir de esta cruz, se desplegó una cuadrícula de calles paralelas y perpendiculares que refleja la planificación de un campamento romano y que, a día de hoy, constituye el esqueleto del Casco Histórico de Zaragoza. El legado de Caesaraugusta sigue vivo y es perfectamente visible en la Zaragoza del siglo XXI. Las calles que nacieron de una alineación solar hace más de dos milenios continúan siendo arterias vitales de la ciudad. El trazado reticular sobrevive en el corazón de la capital aragonesa, una prueba tangible de la avanzada ingeniería y cosmovisión romanas. Cada año, coincidiendo con el solsticio, los zaragozanos tienen la oportunidad de revivir este momento fundacional. Durante el amanecer, los rayos del sol vuelven a recorrer el eje de la Calle Mayor, tal y como lo hicieron en su origen. La red de museos romanos de Zaragoza suele conmemorar esta efeméride con actividades y charlas. Este fin de semana, la programación propuesta por los Museos de Caesaraugusta vuelve a poner de relieve el valor simbólico del solsticio y su importancia en la configuración urbana de la antigua ciudad romana. El sábado 20 de diciembre se inaugura el programa con la conferencia "Orientación y proporción solsticial en el diseño de Caesaraugusta y otras ciudades y templos de la historia antigua", impartida por el arquitecto Carlos Martín en el Museo del Teatro de Caesaraugusta. Esta charla explorará cómo distintas culturas, desde Egipto hasta Grecia y Roma, incorporaron las posiciones del sol en la configuración de sus ciudades y espacios sagrados. El domingo 21 de diciembre tendrá lugar el tradicional "Encuentro en el Solsticio de Invierno", un acto que se ha convertido en un fenómeno social para muchos zaragozanos. El punto de reunión será a las 08:30 h en la confluencia de las calles Mayor, Don Jaime y Espoz y Mina, un espacio donde la luz del primer amanecer solsticial crea una alineación especialmente significativa. El domingo también se ofrecerá el taller "Alfareros en el Solsticio de Invierno", una actividad familiar en la que niños y adultos podrán fabricar su propia lucerna romana de arcilla. Serán tres sesiones (11:30, 12:15 y 13:00) en el Museo del Foro de Caesaraugusta.