Luis Argüello, presidente de la CEE, alza la voz contra una iniciativa abortista presentada en el Parlamento Europeo: "Apoyemos a las madres"

Un índice y un pulgar se unen para formar un corazón, en un gesto popularizado en Corea del Sur y exportado al mundo que sirve para que la generación z exprese amor, alegría o "buen rollo". Ese es el logo, junto al círculo de estrellas de la Unión Europea, que ha elegido esta iniciativa proaborto. Con ese aspecto friendly se encuentra el internauta que llega a la página web, plagada de estrellitas, corazones e incluso mariposas: "Hemos conseguido 1'2 millones de firmas para un aborto seguro y accesible en Europa", presumen en la portada, "únete a nuestra comunidad", incitan, "unimos fuerzas para hacer de la Unión Europea un lugar mejor para todo el mundo", proclaman con una hipocresía que choca. "¿Para todo el mundo?", podría preguntarse el internauta, asombrado por la generalización tan absoluta en una iniciativa que aparta y desdeña el derecho fundamental a la vida que cercena el aborto. "En Europa, más de 20 millones de mujeres no tienen derecho al aborto", se indignan, un dato que es irrisorio si lo comparamos con los 73 millones de abortos que se practican en el mundo cada año. 73 millones de niños privados del derecho a nacer. Un tercio de los embarazos que acaban en un aborto "artificial", un porcentaje mucho más elevado si centramos el tiro en el llamado mundo desarrollado (Europa y Estados Unidos). Ante la profunda crisis demográfica de Europa, iniciativas como esta centran su activismo en garantizar el aborto gratuito en Polonia. Es una muestra del profundo abismo moral en el que está sumido el continente, un abismo en el que la Iglesia, en el que el catolicismo, debe ser un instrumento para poder salir de ahí. En esta recta final del Adviento, con la Navidad a la vuelta de la esquina, con ese anuncio de la llegada del Mesías, del Salvador, con el nacimiento de un niño divino a apenas unos días de producirse, de rememorarse, Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal Española, ha puesto de manifiesto en un tweet, esa crisis ética y moral que afecta al mundo:  "“Concebirás y darás a luz un hijo”. Navidad es la alegría de un nacimiento. Antinavidad es “myvoice-mychoice”, iniciativa respaldada por el Parlamento europeo en favor del aborto, es decir del poder del fuerte sobre el débil. Apoyemos a las madres en alianza social por la vida." Así rezaba la publicación en redes del también Arzobispo de Valladolid. La denuncia de ese poder del fuerte sobre el débil, ese olvido interesado de que en el debate del aborto, hay una criatura todavía más débil que la mujer embarazada, todavía más indefensa y todavía mas vulnerable y susceptible a la injusticia, es lo que se debe señalar ante este tipo de iniciativas que, decoradas y edulcoradas con emoticonos y colorines, esconden un peldaño aún más bajo de podredumbre moral y disonancia ética. Sin dudar de las buenas intenciones de algunos de los involucrados en este tipo de iniciativas, la disonancia total de lo que es ético o no, resulta cada vez más chocante.