Los profesionales del campo español han cerrado el año con la mirada puesta en la Comisión Europea. Las recientes manifestaciones en Bruselas, junto a miles de agricultores de toda Europa, y las movilizaciones en Madrid han puesto de manifiesto el profundo malestar del sector con las reformas de la Política Agraria Común (PAC) y, sobre todo, con el posible acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur. Los agricultores denuncian que este pacto comercial creará un escenario de competencia desleal imposible de sostener. El acuerdo con Mercosur, que por ahora ha sido aplazado hasta enero por las protestas, busca establecer una zona de libre comercio con países como Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, eliminando aranceles en más del 90% de los intercambios. Sin embargo, los productores europeos alertan de que no se competirá en igualdad de condiciones. Pere Roque, presidente de ASAJA Cataluña, ha sido claro al respecto, criticando la falta de reciprocidad en las condiciones laborales y sanitarias. "Nada tiene que ver los salarios que nosotros pagamos aquí, en España y en Europa, de los que se pagan en casos como puede ser Brasil", ha señalado Roque. Según el sector, con este pacto podrán entrar en Europa productos sin los controles sanitarios que se exigen a los que se cultivan en territorio comunitario. Esta situación, legislada "desde Europa y en contra de las producciones europeas y españolas", es la que ha generado un malestar generalizado que ha culminado en las recientes movilizaciones a las puertas del Parlamento Europeo. Una de las consecuencias directas de la presión ejercida ha sido la suspensión del viaje de Ursula von der Leyen a Brasil. Pere Roque lo ha expresado de forma gráfica: "La primera consecuencia fue, y es una anécdota, pero es la realidad, es que Úrsula von der Leyen ha perdido el billete de avión para ir a Brasil como quería hacer este sábado y firmar este acuerdo". Esta unidad es un cambio significativo respecto a años anteriores, con organizaciones como ASAJA, COA y UPA manifestándose juntas. "Cada vez más se dejan aparte las siglas, y lo que es importante, sobre todo, es el beneficio que se pueda sacar", ha añadido Roque. La presidenta de la Comisión, según Roque, "se tiene que dar cuenta que si nosotros sacamos nuestros tanques, que son los tractores, Europa se paraliza". Esta nueva cohesión entre agricultores y ganaderos de diferentes sensibilidades y países se ha convertido en su principal herramienta de presión para frenar unas políticas que consideran perjudiciales para su supervivencia. Más allá de Mercosur, otra de las grandes preocupaciones es la disminución del presupuesto de la PAC en torno a un 20%. Roque ha recordado que esta política agraria nació tras la Segunda Guerra Mundial para garantizar que no hubiera falta de alimentos a precios razonables. "La PAC no es para que el agricultor pueda cobrar una ayuda, sino para que los alimentos no tengan un sobrecoste", ha explicado. Con la reducción presupuestaria y el aumento de los costes de producción, advierte de que el perjudicado final será "el bolsillo del consumidor, porque los alimentos se van a tener que subir". Esta situación deja un horizonte incierto, especialmente para la incorporación de jóvenes al campo. "¿Cómo se va a quedar la gente joven en el campo si ve que cada vez se nos está reduciendo más la cuota financiera?", se ha preguntado Roque. La advertencia es contundente y la postura, firme. El sector no cederá y amenaza con más movilizaciones. "Si se atreven a poner el bolígrafo encima de un papel para firmar Mercosur, Europa se va a bloquear", ha sentenciado. Con el apoyo explícito de líderes como los de Italia y Francia, la presión sobre el Gobierno de Pedro Sánchez, defensor del acuerdo, es máxima.