Durante las celebraciones de Navidad y Año Nuevo el consumo de alimentos ultraprocesados, grasas, azúcares y alcohol se incrementa de manera significativa. Este patrón alimentario puede provocar indigestión y malestar inmediato, y, además, alterar el equilibrio de la microbiota intestinal y generar “disbiosis”, un trastorno que puede desencadenar complicaciones digestivas agudas y crónicas.