La responsabilidad política constituye uno de los pilares menos comprendidos —y más erosionados— de las democracias contemporáneas. A diferencia de la responsabilidad penal, no se activa por la comisión directa de un delito, sino por la incapacidad de prevenir, controlar o corregir conductas que afectan gravemente el interés general. Cuando esta dimensión se diluye, emerge […]