Aprender y practicar idiomas de forma habitual se ha consolidado como uno de los hábitos más eficaces para cuidar la salud cerebral a largo plazo. Estudios recientes citados por GQ y National Geographic muestran que el uso cotidiano de más de una lengua fortalece la memoria, la atención y la flexibilidad cognitiva, y se asocia a un menor riesgo de deterioro cognitivo y demencia