Muñagorri

En junio de 1982 tenía 9 años e intacta la capacidad de ser impresionable y asustadizo, una característica que se me agudizaba en el pueblo, con las tormentas de verano y el gas de la cocina. Mi obsesión por recordar a mi tía y a mi abuela que apagaran el gas de la cocina al irnos a dormir venía de aquella terrible tragedia de Ortuella en la que una explosión de gas en 1980 había acabado con la vida de 50 niños y 3 adultos, algo imposible de tragar.