Toneladas de agua salada procedente de piscinas salinas acaban cada año en las depuradoras municipales o afectando a los acuíferos de Mallorca. La finca experimental Sa Canova, en sa Pobla y gestionada por Bionorica, ha puesto en marcha un innovador proyecto junto al Clúster de la Indústria Química de les Illes Balears que permite reutilizar ese agua salina para el riego de plantas halófitas, es decir, que tienen una gran capacidad de absorción de sodio y pueden crecer en estos ambientes. El método, que recibe el nombre de eco-H’ALJUB, puede ser aplicado con una mínima inversión «por particulares y, especialmente, por el sector turístico que desee promover la economía circular», explica el gerente y técnico de Sa Canova, Joan Sabater.