Nació en Madrid, en 1981, pero lleva cerca de dos décadas asentada en Extremadura . Formada como ingeniera agrónoma, Irene de Miguel llegó a Extremadura por amor. Se instaló, por su pareja, en Las Villuercas y, desde entonces, cuenta que siente la región como si fuese la suya propia. En Extremadura crecen sus hijos y en Extremadura ha desarrollado su carrera política, desde las bases de Podemos hasta liderar, casi sin oposición, a la izquierda radical desde 2019. Mientras su partido se resquebrajaba a nivel nacional, De Miguel ha aguantado el tipo en tierras extremeñas. Tanto en 2019 como en 2023, mantuvo cuatro escaños en la Asamblea de Extremadura , donde se ha consolidado como una de las oradoras de mayor renombre en la cámara regional. Al margen de Sumar, su liderazgo ha mantenido en pie la coalición de Unidas por Extremadura , en la que Podemos va de la mano de Izquierda Unida. De cara a este 21-D, la coalición de izquierdas aspira no solo a aguantar, sino a mejorar sus resultados. El barómetro de GAD3 para ABC le otorga seis diputados, dos más de los que tienen actualmente, y un 10% de los votos, por el 6% que obtuvo en 2023. En ese mismo sondeo, De Miguel, aunque suspende con un 3,6, se consolida como la segunda candidata mejor valorada, solo por detrás de María Guardiola y muy por delante del candidato del PSOE de Extremadura, Miguel Ángel Gallardo (2,7). Precisamente, la previsible debacle socialista y la enorme fragilidad de su candidato, Miguel Ángel Gallardo, es la que abre la puerta a que De Miguel, más a la izquierda, pueda captar el desánimo generalizado entre los socialistas extremeños. Ella lo asume. Es consciente de que su éxito en las urnas pasa por el fracaso de Gallardo. A mayor caída del PSOE, mayor tajo podrá sacar Unidas por Extremadura. En el último gran debate de la campaña electoral, el organizado por RTVE el pasado jueves, De Miguel evidenció su distancia con el líder de los socialistas extremeños. Aseguró que su objetivo es «liderar una alternativa progresista» y, pese a que Gallardo le lanzó el guante de un posible pacto, en el caso poco previsible de que los números diesen, ella marcó una importante separación: «A veces, la mochila que uno lleva es incompatible con llegar a un acuerdo con fuerzas progresistas». Se refería De Miguel al movimiento de Gallardo para aforarse, haciendo renunciar a cinco compañero, y que acabó constituyendo fraude de ley: «Algunos deberían dar un paso al lado», decía. De los cuatro candidatos cuyas formaciones tienen representación en la Asamblea, es la única que manifiesta con rotundidad un mensaje contrario a la central nuclear de Almaraz , que ha sido una de las claves de la campaña. De Miguel y su partido piden que el cierre, previsto para 2027, siga vigente y no se de «ni un paso atrás». Sea como sea, su posición de entrada en la cámara regional parece más que consolidada este 21-D. Queda por ver si «la fuerza de Extremadura», a la que hacen referencia con su eslogan de campaña», es tan fuerte como dicen los sondeos.