"Pedimos limosna": los autónomos afectados por la dana de Ibiza lamentan la letra pequeña de las ayudas

Tras meses esperando las subvenciones se ha abierto el plazo para particulares y empresarios damnificados por las inundaciones de septiembre y octubre, con máximo 2.500 euros para viviendas, 2.000 para vehículos y 10.000 para negocios El cemento fue un tapón: por qué la tormenta del siglo arrasó Ibiza La neurosis a la que sucumbió en otoño el barrio de es Pratet, la ‘zona cero’ de las inundaciones en Eivissa, parece, tres meses después, un mero recuerdo. Los mismos empresarios que vieron cómo se les caía el techo con las lluvias y se pasaron semanas equipados con botas de agua para sacar cubos y cubos de lodo sienten ahora que están “pidiendo limosna” a las instituciones, lamenta la presidenta de la Asociación de Vecinos de es Pratet, Carmen Cárcel. Tras una larga espera, los damnificados por las fuertes lluvias que azotaron la isla el 30 septiembre y el 11 de octubre ya pueden solicitar las reclamadas ayudas para paliar los daños materiales que sufrieron. El Consell Insular abrió la semana pasada el plazo para acceder a las subvenciones aprobadas de urgencia tras el paso de la dana ‘Alice’ y del ex huracán ‘Gabrielle’, episodios meteorológicos que dejaron más de 200 incidencias en la isla, entre inundaciones, carreteras cortadas y daños en viviendas, vehículos y negocios. La imagen de un coche rojo flotando en el río de Santa Eulària se convirtió, en redes sociales, en símbolo del desastre que no dejó apenas daños personales: dos personas tuvieron que ser ingresadas por caídas y más de cien fueron desalojadas de un hotel de Vila tras un derrumbe durante la alerta roja declarada por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). El Ajuntament d'Eivissa estimó las pérdidas que sufrió el municipio en alrededor de 15 millones de euros . Por su parte, autónomos y otros pequeños empresarios de la localidad podían calcular, ya los días siguientes al temporal, daños con valor cercano al millón , como apuntó Juanito, uno de los propietarios de la Náutica Ereso a elDiario.es. Desde el negocio familiar, ubicado muy cerca de un humedal -y, por lo tanto, área fácilmente inundable- solicitaron la subvención el primer día que abrió la convocatoria, publicada en el Boletín Oficial de les Illes Balears (BOIB) y disponible hasta el próximo 8 de enero. Juanito estimaba, días después de las lluvias, pérdidas cercanas al millón. El almacén de la Náutica Ereso, de donde estuvieron semanas extrayendo agua. Cinco millones, “insuficientes” “¿Si es suficiente? Va a ser que no”, apunta Francisco, copropietario de la náutica. La máxima bonificación para autónomos y pequeñas empresas es de 10.000 euros, que podrán cubrir como máximo el 50% de las pérdidas acreditadas. “Nosotros tenemos, sólo de material -más mobiliario-, pérdidas mucho mayores. Es un trámite fácil, pero con una partida insuficiente ”, añade. A todo esto se suma los días -ocho en total- durante los que les fue “imposible” abrir. La máxima bonificación para autónomos y pequeñas empresas es de 10.000 euros, que podrán cubrir como máximo el 50% de las pérdidas acreditadas Las ayudas están dotadas con un máximo de cinco millones de euros aportados por el Govern balear y gestionadas por el Consell d'Eivissa, con carácter no reembolsable y concedidas por orden de entrada de las solicitudes. Hasta el momento, se han tramitado 185 -24 favorables-, ha informado la institución a elDiario.es, casi la mitad correspondientes a vehículos dañados. Es otra de las tres líneas principales del paquete de ayudas: entre 250 y 2.000 euros para coches declarados siniestro total. La tercera corresponde a una subvención de máximo 2.500 euros para viviendas que sufrieron daños graves. El Consell ha fijado, en este caso, criterios de prioridad para familias que tuvieron que abandonar sus hogares, solicitudes conjuntas de propietarios e inquilinos y vehículos afectados adaptados para personas con movilidad reducida. Un afectado señala los desperfectos provocados por la humedad tras las inundaciones Salva, propietario de un salón de belleza, estética y peluquería en una perpendicular de la Vía Púnica, tuvo que desembolsar nada más terminar la temporada turística -que terminó de golpe y porrazo por las abundantes lluvias- unos 8.000 euros, entre el material que se le estropeó, el patinete eléctrico, el móvil y el coche (inservible): “Lo tenía en un párking subterráneo y quedó completamente perdido”, remarca. De los 27.000 que había pagado por él, ha podido recuperar 14.000 del Consorcio de Seguros y espera poder obtener 2.000 más de las ayudas del Govern. Por los utensilios de peluquería, no espera recibir nada. Salva, propietario de un salón de belleza, ha pagado 27.000 euros, pero cree que sólo podrá recuperar 16.000 euros Salva, dueño de un salón de belleza, perdió su coche y material de su negocio. Por suerte, el bajo en el que vive en Marina Botafoch está un poco elevado. Aún así, le llegaba el agua hasta el balcón. No corrió la misma suerte el Ibiza Gran Hotel, ubicado en la misma zona, que tuvo que cerrar sus puertas dando por terminada prematuramente la temporada. En el hotel Pacha, también cerca, reventó una tubería, pero el problema pudo ser solucionado y el alojamiento siguió funcionando hasta el cierre con normalidad. Bases muy “exigentes” “Dentro de lo malo, no me puedo quejar -reconoce Salva-, pero te piden cosas que son surrealistas”, opina el profesional en referencia a la vasta presentación de facturas que se debe hacer para optar a las subvenciones. Las bases de la convocatoria han sido consensuadas con los cinco ayuntamientos de la isla, la patronal de la Petita i Mitjana Empresa d’Eivissa i Formentera (Pimeef) y la Cámara de Comercio. Jaume tiene una ferretería del puerto permaneció cerrada durante ocho días en los que estuvo junto a amigos y familiares trabajando sin descansar para poder funcionar de nuevo cuanto antes. Si no, auguraba que estarían inoperativos un mes. El propietario considera que es “absurdo” que haya un importe mínimo de gasto para optar a las ayudas. Eduard, uno de los trabajadores de la ferretería inundada. La ferretería Torres Guasch, en el puerto de Eivissa, la 'zona cero' de las inundaciones. De momento, solo ha consultado las bases, pero ya sabe que no las va a cumplir porque ese mínimo requisito no lo han podido ni siquiera gastar a pesar de los daños materiales, paradójicamente, por las mismas pérdidas que les causó la dana. “No nos hemos gastado los 4.000 euros porque no hemos podido”, matiza. De hecho, ya ha desistido de pasar por todos los trámites burocráticos por los que tendría que pasar para recibir una cantidad “ínfima” y que a la hora de presentar la declaración de la Renta -intuye- tendrá que declarar. “La declaración trimestral de IVA y IRPF, que vino en octubre después de los temporales, no la aplazó nadie”, observa crítico. “Eso sí hubiera sido una medida útil”, comenta. El día de la borrasca tuvieron que salir agarrándose “fuerte” a las puertas por el medio metro de agua que se había acumulado en el interior. Sin el pago que ya han recibido por parte del Consorcio, hubieran pasado un invierno “muy malo”. Desde el Consell han señalado a elDiario.es que la solicitud de las ayudas por la dana es un proceso “sencillo” y ágil, diseñado para acelerar la tramitación y el pago de las ayudas. De hecho, la institución afirma que la gestión está siendo “fluida”, aunque el trámite podría simplificarse más si la declaración de Zona Catastrófica -aprobada a finales de noviembre- se publicara en el Boletín Oficial del Estado (BOE) por parte del Gobierno central. En cuanto a la dotación inicial de cinco millones de euros, desde el Consell recuerdan que se trata de una primera línea de apoyo, complementaria a las ayudas del Estado, y han asegurado que, en caso de ser necesario, se ampliará con fondos propios. Varios utensilios de limpieza en uno de los negocios del puerto afectados por la DANA El agua llegó en algunos establecimientos hasta el medio metro de altura Miedo a la letra pequeña La propietaria de un jardín de infancia de Vila descartó, incluso antes de que el Govern sacara adelante las ayudas, la opción de pedirlas. No se fía de la “letra pequeña” desde que en el COVID le hicieron devolver, cuando había pasado un año, una subvención de 1.500 euros que había recibido por su situación en la pandemia. Un importe que, además, tuvo que devolver con recargos: “He decidido que me apañaré con lo que reciba del Consorcio porque no me fío”. El temor a la misma letra pequeña ha hecho que la presidenta de la Asociación de Vecinos del barrio de es Pratet remita directamente todo el papeleo a su gestoría. Tanto por su negocio, la pastelería que regenta en la calle Pere Francès de Vila, como para ayudar al resto de comerciantes. Muchos de ellos ya le han comentado que no van a pedir las subvenciones. En cuanto a lo que recibirá del Consorcio de Seguros, después de que un perito acudiera al establecimiento para comprobar los daños, espera recibir tan solo la mitad de lo solicitado. Un importe que, al menos, le permitirá hacer un poco de obra y cambiar algunos de los perjuicios. En ese sentido, teme que no cubra el mobiliario y el material afectado cuando, realmente, “no debería ser” porque han estado -tanto ella como el resto de empresarios- pagando anualmente un seguro. De las ayudas del Govern, Cárcel remarca que el principal problema es que las pérdidas han imposibilitado, en muchos casos, hacer nuevas compras: “Lo ponen complicado para que la gente se canse y se aburra”.