La suerte no siempre responde en la misma proporción al entusiasmo. El pasado año, la provincia vivió una de las campañas de Lotería de Navidad más discretas de la última década, con una recaudación que apenas devolvió en premios el 9 % de los más de 150 millones de euros invertidos por los alicantinos. Aun así, cuando el premio llega, aunque sea modesto, deja huella. Y esa huella, un año después, sigue marcando el pulso de administraciones de lotería, hermandades de Semana Santa, asociaciones deportivas y vecinos que ahora miran al sorteo de 2025 con renovada ilusión.