Meliá y el turismo que suma

La apertura de un hotel siempre debería celebrarse. Digo siempre y lo digo sin complejos, aunque alguno ya esté afilando el colmillo ideológico mientras lee estas líneas. En Málaga, además, parece casi un acto de rebeldía decirlo en voz alta. Vivimos tiempos en los que todo lo que huela a turismo se mira con sospecha, se señala con el dedo y se coloca directamente en la diana de todos los males: la vivienda, la gentrificación, la pérdida de identidad, el apocalipsis urbano y, si te descuidas un poquillo, hasta el cambio climático.