El PSOE acude a su vieja guardia para ‘salvar’ la agrupación de Torremolinos

A finales de marzo de este mismo año, cuando el PSOE de Málaga renovó su dirección provincial, la reaparición de Marisa Bustinduy como presidenta del partido fue catalogada como el principal gesto de reconciliación, encaminado a cerrar heridas internas, que había exhibido el nuevo líder, Josele Aguilar. Hace ya un cuarto de siglo, ambos tuvieron sus más y sus menos cuando trabajaron juntos en la cúpula provincial, con ella como secretaria general, e incluso Aguilar no la apoyó cuando se postuló como candidata a la alcaldía de Málaga. Sin embargo, cuando bastante después coincidieron en el Senado se fue forjando una sintonía que estos últimos días ha quedado de manifiesto. El rol de Bustinduy ha trascendido la burbuja simbólica que se le presupone a la presidencia provincial socialista, y ha sido la elegida para dirigir la gestora que se hará cargo de la agrupación de Torremolinos, tras la denuncia por acoso sexual de una militante contra Antonio Navarro, que ha provocado la salida del hasta ahora líder local. Es decir, el PSOE de Málaga ha acudido a la vieja guardia para ‘salvar’ uno de sus escenarios más complicados.