Cada día los destrozos en la sanidad pública andaluza van a más. La historia de Luisa Peinado es un doloroso símbolo de esa realidad. Su caso no es una anomalía aislada, sino el reflejo de un ciclo de abandono, recortes presupuestarios y el deterioro de la sanidad pública andaluza bajo la administración de Juanma Moreno Bonilla. Aunque el PP intente cerrar el capítulo del escándalo de los cribados de cáncer de mama, los costos en salud que ese colapso generó no se pueden borrar. Y la ciudadanía, como Luisa, lo sigue sufriendo. Su historia documentada en La Voz del Sur es estremecedora: una noche, Luisa sintió un dolor insoportable bajo la axila: acudió al centro de salud y allí descubrió algo que nadie debería vivir. Un año antes, una mamografía había detectado un tumor "probablemente maligno", pero nadie la avisó. Un año perdido. Un año decisivo. Un año en el que un cáncer tratable se convirtió en un cáncer metastásico. Nadie la llamó. Nadie activó un protocolo. Un sistema sanitario debilitado, recortado y saturado la dejó a la deriva. Y su vida cambió para siempre. El Gobierno de Moreno Bonilla ha calificado estos sucesos de meros "errores". Sin embargo, no se trata de errores operativos; son, en esencia, consecuencias políticas. Consecuencias de reducir plantillas, de no cubrir bajas de personal, de normalizar listas de espera inasumibles y de desviar miles de pruebas diagnósticas a la sanidad privada mientras lo público se descapitaliza. Son las consecuencias de unas políticas del PP que administra la sanidad pública con mentalidad de gasto, y no como el derecho fundamental que es. La historia de Luisa va más allá de su drama personal: es el testimonio vivo del precio que paga la ciudadanía por la destrucción deliberada de la sanidad pública. Por eso, el PP se esfuerza en silenciar este escándalo: saben que este coste humano les perseguirá. No es posible mirar a los ojos a quienes han sufrido esta negligencia y afirmar que "todo está solucionado". Sin embargo, la lucha de los andaluces persiste. No olvidan a las mujeres que confiaron en un sistema que las dejó solas frente a la enfermedad. No olvidan a las familias atrapadas en la incertidumbre. No olvidan a los profesionales que llevan años alertando sobre el colapso inminente. Hay dolores que permanecen, y este es uno de ellos. Los fallos en los cribados de cáncer de mama son, trágicamente, solo una manifestación de la negligente gestión sanitaria del Gobierno de Moreno Bonilla. Cada día emergen nuevas grietas estructurales que ponen en riesgo la salud de los andaluces. Recientemente, La Ser se hizo eco del colapso asistencial en el Hospital Materno Infantil de Málaga. El sindicato CSIF puso cifras al sufrimiento de los pacientes: más de 400 personas en espera de pruebas cruciales como mamografías, biopsias o resonancias. ¿La causa? Una escasez crónica de Técnicos Especialistas en Radiodiagnóstico. Esto se traduce en demoras de hasta cuatro meses, agendas bloqueadas y consultas canceladas. El colapso va más allá del diagnóstico...