Ya está a la vuelta de la esquina una de las fechas que todos los españoles esperamos, sin excepción: el 22 de diciembre. Y no porque sea una fecha cercana a la Navidad y estemos entre preparativos, sino porque es el Sorteo Extraordinario de Navidad. O más bien conocido como El Gordo. Ya sabes, el día en el que, si has comprado un décimo ganador, te pueden tocar hasta 400.000 euros. Una cantidad nada desdeñable aunque, tal y como está la vida, no puedes hacer mucho con ello más que, quizá, dar la entrada de una casa. Sea como sea, es una fecha que todos esperamos con ilusión porque, por remota que sea la posibilidad, el hecho de que te toque aunque sea un pellizco de dinero es algo que nos da alegría. Y no es para menos, porque puede solucionar parte de tu vida. Por eso mismo, durante este tiempo nos hemos hecho con distintos décimos: los que den en el trabajo, alguno de una ciudad en la que hayas estado y esos que compartes con amigos y familiares. Es un día muy especial, porque, aunque no te toque nada (lo que es lo más probable), disfrutas con tu familia pensando que te ha podido tocar alguna cantidad. Sueñas con lo que harías con el dinero y, en algún momento, te distraes pensando en cómo tu vida podría ser un poco más fácil. Sin embargo, cuidado con lo que sueñas, porque puede que no desees que se cumpla. A los oyentes de 'Fin de Semana' les hemos preguntado qué anécdotas tienen con la Lotería de Navidad que, aun habiendo pasado muchos años, siguen recordando. Hay algunos que se llevaron un buen susto con un día tan ilusionante. Y es que no siempre salen las cosas como las queremos. Desde que empieza el año y desde que se puede, soñamos con comprar un décimo en diferentes lugares que recorramos a lo largo del año, y nos distraemos pensando en qué haríamos con el premio. Precisamente por eso, porque muchas veces compramos los décimos en diferentes momentos del año, es fundamental que los guardes a buen recaudo y luego te acuerdas de dónde los has puesto. Porque lo cierto es que, de lo contrario, podría pasarte lo que le pasó a esta oyente de 'Fin de Semana'. Resulta que había comprado un décimo compartido con su hermana, y que, cuando llegó el día, ella no recordaba dónde los había puesto. Así comenzó la odisea. “Mi hermana perdió todos los décimos que jugábamos. Lo peor es que se sabía el número, fue tremendo, nos pasamos toda la lotería rezando para que no saliera” decía esta oyente con mucho sentido del humor. Al final, no tocó ese número, pero pudieron respirar tranquilas y aprendieron la lección. Tenemos tantas ganas de que nos toque un pellizco de dinero en la Lotería de Navidad, que nos pasamos el día soñando con qué haríamos con el dinero. Pensamos en esa casa que pagaríamos sin preocuparnos de nada más, en el viaje que regalaríamos a nuestros padres o en esa comida que te puedes pegar sin pensar en las consecuencias. Tenemos tan interiorizado que el 22 de diciembre es un día de ilusión, que llegamos a soñar, literalmente, con esto. Es lo que le pasó a esta oyente de 'Fin de Semana', que, a días de la Lotería, soñó con un número en concreto. Sin embargo, no fue tal y como esperaba. “Me puse a buscar ese número, estaba convencida de que si lo había soñado era porque tenía que tocar. En ninguna estaba, compré uno parecido pero tenía el temor de que saliese el que yo había soñado” empezaba a contar. Dice que pasó una “lotería súper amarga” porque no estaba segura de si saldría el número que había soñado y que ella no tenía. Al final, cuenta, el Gordo le tocó a otro número, pero pasó un día muy “amargo”. Finalmente, dice que no quiere volver a soñar con ningún número.