Los extremeños ya han hablado. Y este 21D dieron la victoria al Partido Popular, pero sin la mayoría absoluta soñada por María Guardiola y Alberto Núñez Feijóo: el PP vuelve a quedar en manos de un Vox disparado . En cambio, el PSOE sufrió un batacazo sin precedentes en una comunidad históricamente progresista, y Unidas por Extremadura mejoró sus resultados respecto a hace dos años. La nueva Asamblea de Extremadura , con el 99% escrutado, queda así repartida: PP (29), PSOE (18), Vox (11) y Unidas por Extremadura (7). La fotografía que sale de este domingo evidencia un dominio abrumador de las derechas , con más del 60% de las papeletas a su favor, en un momento de arranque de ciclo electoral y con el Gobierno en plena crisis por los casos de corrupción y de acoso machista. El PP se convirtió este domingo en primera fuerza, pero sólo logró subir un escaño, haciendo añicos la estrategia pactada entre Guardiola y Feijóo de adelantar los comicios pensando en que podrían tener mayoría absoluta. Los populares activaron el botón electoral con la excusa de que no podían sacar los presupuestos por falta de apoyo de la ultraderecha. Pero ese plan de los populares ha fracasado, ya que vuelven a quedar en manos de los de Santiago Abascal, que han sido los grandes beneficiados con un ascenso de seis escaños respecto a los comicios de mayo de 2023. De esta manera, se materializan los vaticinios de que la ultraderecha es la fuerza que más crece en España en estos momentos. Los de Abascal han hecho una campaña totalmente nacional con una presencia constante allí del líder de la ultraderecha. A partir de este momento arrancará una dura negociación para la investidura de Guardiola . Vox durante estos días ha puesto incluso sobre la mesa la posibilidad de no apoyar a la candidata popular, con la que mantiene unas muy malas relaciones. Y el mensaje para el PP es claro: la necesidad de contar con ellos para conseguir Gobiernos autonómicos y La Moncloa. El gran perdedor de la noche fue el PSOE, que obtuvo un resultado todavía peor del que esperaban. Los socialistas, que fueron primera fuerza en 2023, se dejaron hasta diez escaños respecto a la última cita electoral, pasando de 28 a 18. El PSOE sufrió la tormenta perfecta con un candidato, Miguel Ángel Gallardo , cuestionado internamente y con una mala imagen pública por su procesamiento en el caso del hermano del presidente del Gobierno por su contratación cuando era presidente de la Diputación de Badajoz. La campaña se desarrolló en mitad de la crisis que vive el Ejecutivo central por los casos de corrupción y de acoso machista. (En ampliación)