Guardiola gana pero no consigue la absoluta y dependerá de un Vox en auge y a la contra del PP

María Guardiola adelantó las elecciones en Extremadura soñando con lograr la mayoría absoluta, pero se quedó a cuatro escaños de ese objetivo y volverá a necesitar a la extrema derecha. Su decisión formaba parte de una calculada estrategia del PP para inaugurar un ciclo electoral de victorias autonómicas con el objetivo de desgastar al PSOE y al Gobierno de Pedro Sánchez y, aunque la presidenta extremeña superó el 40% de los votos, solo logró 29 escaños , uno más más de los que obtuvo el PP en mayo de 2023, pese a que en Génova anticipaban que superarían las 30 actas. Su victoria es, por tanto, insuficiente. Y aunque el PP presume de "sumar más que la izquierda", es consciente de que la negociación con Vox no será nada fácil e incluso podría afectar a la campaña en Aragón . Con el 99,9% escrutado, el PP no alcanzó los 228 mil votos frente a los 237.000 que tuvo hace dos años y medio. Aunque la participación también fue más baja, una de las principales lecturas de la jornada es que las propias expectativas de la baronesa del PP le jugaron una mala pasada. La extremeña no solo no consigue la autonomía de homólogos como la madrileña Isabel Díaz Ayuso o el andaluz Juanma Moreno, sino que confirma la tendencia al alza de Vox, que podría repetirse en Aragón, Castilla y León y Andalucía, con elecciones en el primer semestre de 2025. Guardiola llevó por primera vez a Extremadura a unas elecciones anticipadas con la excusa de no poder aprobar las cuentas de su comunidad por el rechazo de Vox. Ahora se enfrentará a ese mismo escenario en la investidura y, además, Vox podrá exigirle todavía más que en 2023, envalentonado por su propio resultado. Lo que es indudable es el giro a la derecha en toda la región, ya que las papeletas de ambos partidos suman el 60% de los votos . El de este domingo es un escenario que recuerda al que ya vivió el PP cuando su presidente en Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, provocó un adelanto electoral en 2022 con el que PP buscaba una victoria incontestable que le permitiera gobernar sin necesidad de socios, y un empujón definitivo para el entonces candidato del PP, Pablo Casado, de cara a alcanzar La Moncloa. El barón del PP tuvo, sin embargo, que aceptar a Juan García-Gallardo como su vicepresidente y cerró un acuerdo con Vox que incluía no solo la Mesa de la Cámara autonómica, también el Gobierno de la Junta. Ese resultado marcó el principio de una nueva relación entre ambas formaciones. En esta ocasión la formación de Santiago Abascal no quiere tanto los sillones como tener influencia sobre el PP, al igual que sucedió recientemente en la Comunitat Valenciana. Quieren demostrar que ellos son los que dirigen el rumbo de la derecha sin sufrir el desgaste de gobernar. Era la primera vez que se medían en las urnas en su momento más álgido en las encuestas y el propio Abascal se volcó como en ninguna otra campaña , relegando a un segundo puesto a su candidato, Óscar Fernández. La marca es la que tira. Y el resultado así lo confirma: la extrema derecha ha subido nueve puntos, logrando seis escaños más que en 2024. En solo dos años y medio pasan de 5 a 11. Durante la campaña, Abascal arremetió con dureza contra los conservadores, hasta el punto de pedir la cabeza de la candidata del PP . "Si Guardiola no es capaz de alcanzar un acuerdo con ese cambio de rumbo en favor de la prosperidad de Extremadura, de la seguridad en las calles y la libertad de las familias, el PP tendrá que decidir si propone otro candidato", dijo en una entrevista con Hoy. Un escenario que los conservadores descartan, si bien fuentes de Génova admiten que les hubiera gustado tener un resultado más holgado para negociar con más margen. La propia Guardiola respondió acusando de machismo al líder de Vox. Hace dos años aseguró que no podía "dejar entrar en el Gobierno a aquellos que niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quiénes están deshumanizando a los inmigrantes, y a quienes despliegan una lona y tiran a la papelera una bandera LGTBI" solo unos días antes de pactar con ellos. Un acuerdo al que llegó especialmente presionada por el PP madrileño y por Feijóo . Durante la campaña el PP trató de evitar cualquier tipo de polémica, pero la recta final se complicó mucho para Guardiola por los escándalos machistas que sacudieron a su equipo —tuvo que cesar a su chófer, que había sido condenado por violencia de género, y también conoció el caso de acoso del alcalde de Navalmoral de la Mata—. Guardiola, apoyada por Génova, recuperó el fantasma del pucherazo tras el robo de 124 votos custodiados por Correos. La Guardia Civil apuntó a que el robo fue cometido por delincuentes comunes que buscaban sustraer dinero de la caja fuerte, pero desde el PP culparon directamente al Gobierno de Sánchez . (Habrá ampliación)