El claro triunfo de Guardiola no evita una gobernabilidad compleja en Extremadura

La clara victoria obtenida en las elecciones autonómicas de Extremadura no satisface del todo las expectativas puestas por el Partido Popular en esta cita, la primera de un intenso ciclo de comicios que se sucederán en la primera mitad del inminente año 2026. La presidenta María Guardiola dio por concluida la legislatura tras solo dos años y medio de recorrido como respuesta al bloqueo a los presupuestos ejercido por su socio de gobierno, Vox. Como consecuencia, adelantó el encuentro con las urnas con la esperanza de forjar una mayoría absoluta por la que lo apostó todo. Pero la candidata popular se ha quedado lejos de ese objetivo visto como ineludible y sigue lastrada por esa dependencia de Vox de la que quería zafarse para repetir al frente de la Junta extremeña. La fuerza ultraderechista, como se venía augurando, ha dado un salto de gigante doblando su presencia en la Asamblea, lo que no es una buena noticia para una Guardiola enfrentada a los de Abascal. Sí lo es, en cambio, la debacle absoluta sufrida por el PSOE, ya que incluso la suma de sus 18 escaños con los 7 obtenidos por Unidas por Extremadura se queda muy lejos de los 29 que dan el triunfo a la actual presidenta.