El 27 de octubre María Guardiola se dejó llevar por dos cosas. La primera, su perfil vital de gestora más que de política. La segunda, su carácter anclado a una lealtad férrea a sus principios. Ese lunes la presidenta extremeña anunció que disolvería el parlamento regional y convocaría elecciones para el 21 de diciembre. Lo hizo esperando alcanzar los 33 escaños que entregan la mayoría absoluta o al menos 32 que dejaran a Vox sin legitimidad para seguir imponiéndole condicionantes ideológicos. Para la presidenta extremeña -licenciada en Administración y Dirección de Empresas, diplomada en Ciencias Empresariales y funcionaria de carrera de su región durante más de veinte años- someter la gestión de los recursos económicos y las políticas sociales a... Ver Más