En estas fechas, los más cosmopolitas hacen las maletas para buscar en el mundo anglosajón el espíritu de la blanca Navidad. De la cansina Austen al manoseado Dickens, pasando por el hielo del Rockefeller Center, cuyo pasado glamuroso ha quedado hoy para provincianos que pasean por la Quinta creyéndose un nuevo poeta en Nueva York. Una peregrinación cara y en el fondo, bastante convencional. Lo que casi nadie sabe es que todo eso –y algo más– puede encontrarse en Almendralejo, una ciudad extremeña que ofrece más literatura por metro cuadrado que muchas capitales empeñadas en vender nostalgia prefabricada. En plena Tierra de Barros, el Romanticismo no es una postal neblinosa; tiene nombre y se llama José de Espronceda. A Espronceda... Ver Más