La frontera no es una abstracción geográfica: es soberanía, seguridad y Estado de derecho. Los recientes indicios del avance del Clan del Golfo en la selva del Darién, con minas antipersonales, material de adoctrinamiento y movimientos irregulares cerca de puestos binacionales, constituyen una amenaza directa que no admite ambigüedades. Panamá no puede permitir que organizaciones criminales transnacionales disputen control territorial ni pongan en riesgo a comunidades, fuerzas de seguridad y países vecinos. El papel de las autoridades es indelegable.