Ojalá nunca tengamos que hacer uso de la llamada al 112. Pero si tuviéramos que hacerlo, seguro que querríamos tener al otro lado de la línea una persona tranquila y empática, que entienda rápidamente el desordenado mensaje que producimos en una situación estresante de emergencia y que, finalmente, en cuestión de segundos, sea eficaz y active los mecanismos necesarios para que policía, bomberos, sanitarios o Protección Civil nos atienda en minutos.