Eiji Sawamura se crio para ser jugador de béisbol. Su padre, Kenji, lo había practicado años antes cuando el juego se introdujo por primera vez en Japón gracias a marineros estadounidenses que desembarcaron con una pelota y el guante, y transmitió la pasión a su primogénito que resultó tener una habilidad sobrenatural para el lanzamiento. Tras años de práctica con su padre, el pequeño Sawamura, nacido en Ise dentro de la Prefectura de Mie, logro desarrollar un control preciso, una velocidad vertiginosa para su edad y una curva asombrosa.