Morante y el peso de la última luz

Hay tardes —pocas— en las que el tiempo parece quedarse en suspenso, como si el aire mismo esperara a que un torero diese permiso para respirar. Y si alguien ha sabido detener el mundo a compás de una verónica, ése ha sido Morante de la Puebla . Ahora que se nos ha marchado, que ha dejado en el albero la coleta como quien deposita un secreto antiguo, conviene mirar con calma su última temporada. No para ponerla en una vitrina, sino para comprender qué se nos ha ido exactamente. Porque con Morante no se va un torero: se va una forma de mirar la vida . Su año final no ha sido el de una retirada pactada ni el de... Ver Más