La humanidad afronta un futuro inquietante. El cambio climático ha empezado a golpear con fuerza mediante una intensificación nunca vista de danas, olas de calor y otros fenómenos extremos. La biodiversidad asiste a una caída estrepitosa, con una pérdida excepcional de especies y una reducción global de poblaciones. Todo ello, agravado con el surgimiento de gobernantes extremistas y autoritarios que desprecian y ridiculizan los esfuerzos que hace la mayoría de países para poner fin a todo ello. Y, sin embargo, este año ha presenciado destacados avances en materia ambiental que, aunque aislados e insuficientes, demuestran que puede cambiarse el rumbo de los acontecimientos, por muy negativos que éstos sean. Son ejemplos que mantienen viva la llama de la esperanza.