Vigilancia las 24 horas, 850 kilos de peso y a 16 metros bajo tierra: así se custodian los bombos que reparten la suerte en la Lotería de Navidad

A solo unas horas de que comience el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, la maquinaria ya está en marcha en el Teatro Real. El subdirector de Recursos Materiales de Loterías y Apuestas del Estado y máximo responsable de la organización del sorteo, Eduardo Ovies, ha desvelado en ‘La Noche de Adolfo Arjona’ algunos de los secretos mejor guardados de la jornada. Uno de los detalles más llamativos es la ubicación donde se ha custodiado el material desde su llegada al teatro el pasado 12 de diciembre. Los bombos han permanecido a 16 metros bajo el nivel del escenario, el equivalente a un edificio de seis plantas bajo tierra. Según Ovies, esta medida no responde a la seguridad, sino a una cuestión de sonido: "Cuando movemos los bombos, las 100.000 bolas girando hacen muchísimo ruido", por lo que se baja la plataforma para no interferir con los ensayos y la agenda del Teatro Real. El traslado de todo el material no es una operación sencilla, ha explicado Ovies. Este valor justifica la "protección inherente al premio y a lo que representan los bombos y las bolas del sorteo". Una vez en el Teatro Real, la custodia es constante. La vigilancia es ininterrumpida, con dos vigilantes custodiando los bombos y las bolas las 24 horas, además del propio equipo de seguridad del teatro. Antes del sorteo, a las 8.30 horas, se realiza una comprobación pública. La mesa de presidencia, junto a un fedatario público, verifica que están todas las bolas de los números y todos los premios, desde El Gordo de 4.000.000 de euros hasta los quintos premios. Aunque el sorteo mantiene un carácter muy tradicional, la tecnología juega un papel fundamental que no siempre es visible. Ovies señala que en el Teatro Real hay más de 50 personas de Loterías trabajando directamente en el evento. Además, los bombos actuales han evolucionado significativamente. Como ejemplo, ha descrito una mejora técnica en el sistema de frenado. "Ahora mismo, lo que llevan para la frenada es un convertidor de frecuencia, con lo cual la parada del bombo es muy, muy suave", ha detallado. Este avance, aunque no perceptible para el espectador, evita el sufrimiento de piezas como el eje, los cojinetes o la transmisión, garantizando la integridad de los elementos del sorteo. Para asegurar que todos los números tengan las mismas posibilidades, las bolas se mezclan volteando los bombos varias veces. En cuanto a sus dimensiones, el bombo de los números pesa 850 kilos, mientras que el de los premios, más pequeño, ronda los 450 kilos. Una vez finaliza el sorteo, comienza una carrera contrarreloj. "Tenemos que dejar vaciado el total del escenario" para las 18.00 horas, cuando empieza a entrar el público para la función de ópera. Mientras tanto, otro equipo se encarga de la fase final de verificación en otra planta del teatro, donde comprueban físicamente las tablas con las bolas extraídas para elaborar la lista definitiva de premios. Una de las grandes curiosidades es quién puede participar. Eduardo Ovies ha aclarado en ‘La Noche de Adolfo Arjona’ que "el personal directivo y el personal directamente relacionado con el sorteo" no puede jugar, una prohibición que se extiende a sus familiares de primer grado. Para el resto del personal de Loterías, sí está permitido. A pesar de la tensión del momento, que el propio Ovies reconoce, asegura que la mayor recompensa es ver la alegría de los premiados. "Saber que has participado un cachito de esa alegría [...] es muy, muy reconfortante para todos los trabajadores de Loterías", ha concluido. En 'La Noche de Adolfo Arjona' te contamos, además, cuál es la historia de la Lotería de Navidad, algunas curiosidades del sorteo, cómo se preparan los niños de la Residencia de San Ildefonso para este 22 de diciembre, repasamos otros sorteos que se celebran por el mundo en esta época del año y recibimos a una vecina de Sodeto, un pueblo de Huesca en el que tocó El Gordo en 2011 -con el número  58.268- premiando a todos los habitantes del municipio, menos a uno.