El Pazo resiste hasta el último aliento y el Breogán (Lugo) tumba al Bilbao en un final de infarto (100-99)

Los lucenses supieron resistir en un duelo de alternativas constantes, decidieron desde la línea de tiros libres en los últimos segundos y celebraron con su afición una auténtica batalla de cuarenta minutos. Desde el inicio quedó claro que el duelo entre Breogán y Bilbao iba a resolverse por detalles. Los vascos intentaron imponer su ritmo desde la dirección de Harald Frey, mientras que los lucenses respondían con intensidad y acierto exterior. Durante muchos minutos, el conjunto de Luis Casimiro se vio por debajo en el marcador por diferencias mínimas, empató en numerosas ocasiones e incluso llegó a ponerse por delante de forma puntual, aunque Bilbao siempre encontraba la manera de volver a tomar ventaja. La igualdad fue absoluta en el primer cuarto, con alternativas constantes y un marcador que reflejaba fielmente lo que sucedía en la pista. Ningún equipo lograba despegarse y cada canasta parecía decisiva. El segundo cuarto mantuvo el mismo guion. El Bilbao Basket trató de abrir una pequeña brecha, pero el Breogán respondió una y otra vez, apoyado en buenos porcentajes de tiro y en la entrega defensiva. Francis Alonso y Justin Jaworski asumían protagonismo en ataque, mientras el Pazo empujaba en cada acción. Al descanso se llegó con una diferencia mínima favorable a los visitantes, reflejo de un encuentro completamente abierto y con todo por decidir. Tras el paso por vestuarios, los lucenses salieron con energía renovada. Durante varios minutos consiguieron ponerse por delante, aunque nunca con una renta cómoda. Cada intento de escapada era respondido por el conjunto bilbaíno, que volvía a situarse arriba en el marcador una y otra vez. El ambiente en el Pazo era el de una final. Cada balón dividido se disputaba como si fuera el último y la tensión se palpaba en las gradas. Aun así, el Breogán logró llegar al último cuarto con una ligera ventaja que mantenía intactas todas las opciones. En el tramo final, por fin, el Río Breogán consiguió despegarse ligeramente en el marcador. No fue una renta definitiva, pero sí suficiente para obligar al Bilbao a ir siempre a remolque, aunque sin dejar de estar a tiro de una canasta.Los últimos minutos fueron un carrusel de emociones. A falta de apenas cuatro segundos, el Breogán ganaba de dos, pero apareció la ley del ex: Darrun Hilliard clavó un triple que puso por delante al Bilbao por un solo punto y silenció momentáneamente el Pazo. Con una posesión por jugar, los bilbaínos cometieron falta a falta de 4,9 segundos. Keandre Cook asumió la responsabilidad y anotó los dos tiros libres para devolver la ventaja al Breogán (100-99). Tras la revisión del tiempo restante, Bilbao dispuso de 1,9 segundos para buscar la victoria.La última bola fue para Jaworski, el mejor tirador del conjunto vasco, pero la defensa lucense obstaculizó perfectamente el lanzamiento. El tiro no entró y el Pazo explotó en una apoteosis final. El Breogán cerró así una victoria épica, construida desde la resistencia, la fe y la sangre fría en los momentos decisivos. Un triunfo de enorme valor emocional y deportivo, celebrado como merecía por una afición que empujó hasta el último segundo y que vivió una de esas mañanas inolvidables en el Pazo.