La Navidad, una época de alegría familiar, también puede generar estrés en los padres al elegir los regalos. La psicóloga y mediadora familiar, Patricia Flor, ha explicado en “Mediodía COPE Castellón” los riesgos de la sobreestimulación infantil causada por juguetes con luces, pantallas y múltiples estímulos, que pueden afectar al desarrollo de los más pequeños. La experta advierte que muchos juguetes modernos, especialmente aquellos que dependen de aplicaciones o pantallas integradas, pueden ser llamativos, pero el cerebro infantil no está preparado para tal nivel de estimulación. Según Flor, el juego libre es fundamental desde el nacimiento para la exploración y un desarrollo cerebral adecuado. Cuando un juguete guía cada paso, el niño pasa de interactuar libremente a ser un observador pasivo. Esta sobreestimulación se asocia con una menor tolerancia a la frustración, dificultades de atención, alteraciones del sueño e incluso retrasos en el lenguaje. La psicóloga señala que si la pantalla "te lo está diciendo todo", la interacción de los padres con el niño disminuye drásticamente. No se trata de prohibir la tecnología, sino de ser conscientes, ya que en Navidad "puede ser un inicio de algo difícil de controlar". Frente a los juguetes que parecen "una discoteca" por su constante estímulo de luces y sonidos, la especialista recomienda los juguetes educativos. Estos no solo se refieren a los de madera, sino a aquellos que estimulan habilidades reales como el lenguaje o la coordinación. Además, suelen requerir la participación de otra persona, fomentando el vínculo afectivo. El problema de los juguetes hiperestimulantes es que lo hacen todo, y como afirma Flor, "cuando un juguete lo hace todo por el niño, el menor ya no necesita ni crear, ni investigar, ni imaginar". Esto provoca que los niños busquen estímulos cada vez más intensos y se vuelvan más impulsivos. La clave, según la experta, es que el juguete permita al niño "hacer mucho", en lugar de ser un mero espectador. Entre las recomendaciones se encuentran los juguetes "de toda la vida": juegos de construcción, juegos simbólicos como cocinitas o maletines de médicos, puzzles, instrumentos musicales o acuarelas. La finalidad es que "no es que el juguete enseñe, sino que el niño descubra". Patricia Flor resume sus consejos en varias claves prácticas, partiendo de la premisa de que "menos es más". Es preferible elegir pocos juguetes pero bien seleccionados. La psicóloga recomienda preguntarse siempre: "¿qué habilidad va a desarrollar con este juguete?", en lugar de seguir únicamente las modas. También es crucial valorar si el juguete invita al niño a crear o si lo hace todo por él, y controlar el nivel de estimulación, evitando ruidos y luces constantes. Además, es fundamental que el juguete se ajuste a la edad del niño para evitar frustración o aburrimiento. Por último, la experta anima a priorizar el regalo compartido y las experiencias para crear momentos en familia. En definitiva, la psicóloga concluye que en Navidad se tiende a pensar que "más es mejor", pero los niños necesitan principalmente "juego libre, creatividad, calma y vínculo". Elegir un juguete pensando en su desarrollo es la mejor garantía de que "ese regalo durará mucho más que el día de los reyes".