Durante años, los regalos "picantes" se despachaban a escondidas y casi siempre en clave de broma. Hoy, los juguetes sexuales se han normalizado hasta colarse en la carta a los Reyes, en los amigos invisibles de empresa e incluso en las listas de deseos compartidas en familia. Detrás de esta tendencia hay cambios profundos en cómo entendemos el placer, la pareja y la intimidad… y también un negocio en plena expansión. Un regalo que ha dejado de ser tabú Hace no tanto, la escena se repetía: alguien llegaba al cumpleaños con una broma de mal gusto comprada en el sexshop más cercano, se abría la bolsa entre risas nerviosas y el juguete acababa olvidado en un cajón. La foto ha cambiado. El consumo de juguetes sexuales en España se ha disparado más de un 100% en pocos años, según diversos estudios y datos de la industria, que hablan de incrementos de ventas de entre el 80% y el 300% en la última década, con picos durante la pandemia y las campañas de Navidad. Lo que antes era casi exclusivamente cosa de parejas jóvenes heterosexuales se ha diversificado: mujeres de más de 40, hombres heterosexuales que se atreven a probar nuevos formatos y parejas de larga duración aparecen como algunos de los perfiles que más se acercan a estos productos. Quién está regalando juguetes sexuales (y por qué) Si miramos quién compra y usa estos juguetes, la foto es aún más reveladora. Estudios recientes de consumo apuntan a que alrededor de un tercio de la población española utiliza juguetes sexuales al menos varias veces al mes, tanto en solitario como en pareja. Las razones para regalarlos se repiten: Curiosidad y juego compartido. Muchas parejas los ven como una forma sencilla de "salir de la rutina" sin necesidad de grandes cambios en su vida sexual. Bienestar y autocuidado. Cada vez más personas hablan abiertamente de masturbación y de placer propio como parte de la salud, no como algo vergonzoso. Regalo con mensaje: "te deseo placer", "quiero que disfrutemos más", "me tomo en serio tu orgasmo". Al final, el succionador o el kit de juguetes llegan a la lista de Reyes porque responden a un cambio cultural: empezamos a asumir que el bienestar sexual también se puede celebrar, cuidar… y regalar. ¿Navidad familiar y succionadores? La línea entre el "qué divertido" y el "tierra trágame" Normalizar el placer no significa perder todo sentido común. Que los juguetes sexuales se hayan convertido en regalo de moda no implica que cualquier contexto sirva. En muchas familias, abrir un succionador de clítoris delante de los abuelos puede ser más incómodo que liberador. La clave está en leer bien el contexto: En un amigo invisible de amigos íntimos donde el sexo se habla abiertamente, puede ser un regalo divertido y útil. En una cena de empresa, conviene evitar regalos demasiado explícitos que puedan incomodar o rozar el acoso, especialmente si hay jerarquías presentes. En familias muy diversas en edad y valores, a veces es mejor optar por...