Las políticas de Pedro Sánchez, sus pactos y su cortejo al independentismo, los presuntos casos de corrupción que le rodean y su falta de reacción han provocado la debacle del socialismo en Extremadura y un importante descenso del voto del conjunto de la izquierda. Todo esto ha ocurrido en una Comunidad Autónoma en la que hasta hace muy poco la izquierda contaba con un importante respaldo. Sánchez es la única explicación de la caída de casi 15 puntos del voto a favor del PSOE, que en 2023 ganó en Extremadura las elecciones. Las políticas de Sánchez han provocado un fuerte incremento del voto a favor de las derechas, un incremento que beneficia de forma significativa a Vox. La formación liderada por Abascal duplica el porcentaje de voto y el número de escaños. Vox recibe un importante apoyo del voto de protesta. Las políticas de Sánchez alimentan a una formación que cuestiona el sistema autonómico y la UE, y que señala a los migrantes como supuestos responsables de algunos problemas sociales. El PP ha ganado claramente las elecciones y crece, pero menos de lo que sus líderes esperaban, y va a necesitar una abstención que, lógicamente, Vox querrá cobrar a un alto precio. Lo que ha pasado en Extremadura es un serio aviso para el largo ciclo electoral que continuará en Aragón, en Castilla-León y en Andalucía. Si Sánchez sigue resistiéndose a convocar elecciones generales continuará aumentando el populismo a la izquierda y a la derecha, y se incrementará un peligroso divorcio entre la opinión pública y las instituciones.