La Virgen del Rocío de Sevilla ha protagonizado , un año más, la procesión de Gloria más multitudinaria de todas, cerrando un ciclo y dando paso al inicio de la Navidad en la ciudad en la que miles de personas le han rezado a la Virgen por las calles del casco antiguo. Antes de la procesión, el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, ha presidido el último día de triduo de la Virgen del Rocío de Sevilla en una Colegial atestada, como la plaza y un casco antiguo repleto para vivir los primeros días de estas fechas tan señaladas. Tras la eucaristía y la foto de familia, se abrió el espacio que había permanecido acotado durante la celebración para que hermanos y devotos pudieran acercarse a la Virgen. La priostía, mientras tanto, desmontaba el altar del triduo, y los hermanos que habrían de portar el paso aguardaban en los laterales y la delantera del presbiterio, como si de una misma espera se tratara, semejante a la de los almonteños cuando van a saltar la reja del santuario, aunque con orden. El paso se levantaba entre el silencio de la Colegial. El arzobispo de Sevilla se situó delante de la Virgen del Rocío de Sevilla, acompañándola hasta la misma puerta del templo. Todo era recogimiento hasta que salió a la atestada plaza del Salvador, donde los presentes aplaudían y los coros de campanilleros comenzaban a rezar en forma de plegaria . Se entonaron vivas, algo poco usual en esta procesión, y apareció un importante dispositivo de la Policía Local delante del paso, encargado de regular el discurrir de la procesión en todo momento, algo no visto en las cofradías actualmente en las cofradías. Sublime el discurrir de la Virgen del Rocío de Sevilla por el Salvador con el alumbrado navideño. Siguió, de manera pausada para salir de plaza e ir en busca del Ayuntamiento de Sevilla, en la que esperaría la corporación municipal presidida por el alcalde, José Luis Sanz . Mientras tanto, los coros seguían rezando a la titular de esta hermandad y, en el andén del Ayuntamiento, un grupo de jóvenes amenizaban la espera bailando sevillanas. Pasadas las diez de la noche, la Virgen asomaba por el andén, transitando bajo el fantástico alumbrado navideño de la avenida de la Constitución. El paso se plantó delante de la Corporación Municipal, con el imponente árbol como telón de fondo. El coro de la hermandad cantaba mientras una lluvia de pétalos caía desde lo más alto de la Casa Consistorial . Era uno de los instantes más impactantes de la procesión. Siguió el cante del coro infantil de la hermandad , un momento especialmente emocionante para los presentes, que acompañaron con palmas a los sones que se ofrecían a la procesión. Así se despidió la Virgen del Rocío de Sevilla del Ayuntamiento de Sevilla . Daba comienzo el regreso por las calles Granada y Sierpes, entre el cante de los coros y la alegría compartida ante la inminente llegada del Niño Dios. Hasta que, a la llegada de la Virgen del Rocío de Sevilla a la calle Sagasta, aparecía la lluvia, anticipada antes de lo previsto, por lo que hizo que el paso caminara de manera más rápida para entrar cuanto antes en la Colegial del Salvador. Pasadas las once y cuarto de la noche la Virgen regresó a casa, cruzando por la nave central y volver a posarse delante del retablo mayor de Cayetano de Acosta para recibir el beso de los hermanos y devotos como cierre de sus cultos, de esta imagen centenaria, de una hermandad que ha cerrado a lo grande la conmemoración de sus 75 años caminando hacia la Blanca Paloma en la fiesta de Pentecostés.