Lewis Picó, 'El Elegido', tras su tercera victoria profesional: «Mi mayor rival soy yo»

Lewis Picó noqueó en el Palacio de Vistalegre, pero su verdadera victoria llegó después. Diez días más tarde del WAR 8 , el evento de artes marciales mixtas (MMA) dirigido por Diego Moreno y los hermanos Jorge y Agustín Climent, El Elegido habla con la serenidad de quien ya ha pasado por el ruido, la presión y la jaula y ha salido reforzado. No solo por el KO, uno de los más espectaculares del año que le valió el bono de la noche, sino por la sensación de haber dado un paso más en su camino hacia algo mucho más grande. El Palacio de Vistalegre volvió a ser un escenario imponente. Miles de personas, focos, ruido, presión. Para muchos, un entorno hostil, pero ara Lewis ya era una sensación y entorno conocidos. «Me sentí súper cómodo, como en casa, y nada, pude dar una versión de mí muy buena» , explica. WAR volvió a cumplir con un evento de alto nivel y, de nuevo, el nombre de Picó volvió a ser uno de los más destacados. Su combate no fue sencillo desde el inicio. El primer asalto tuvo momentos incómodos, con su rival consiguiendo el control. «Consiguió un buen body lock y lo estuvo apretando a tope contra la jaula», reconoce. «consiguió hacer un poco más de control, pero nada más allá de eso porque no me hizo daño, no me posicionó, no me hizo nada», analiza. No obstante, al revertir la posición, lo vio claro. «Una vez que partí y rompí ese agarre ya le vi que estaba cansado, que se le iba a hacer larga la noche». Ahí cambió todo. En poco más de un minuto del segundo asalto llegó la mano. Una sola que entró limpia. KO fulminante . No es casualidad. La pegada de Lewis lleva tiempo siendo tema de conversación, especialmente en una categoría donde no abundan los nocauts de una mano aislada. Él lo explica sin misterio, pero con mucho trabajo detrás. «Siempre he pegado fuerte», admite, recordando sus primeras peleas de boxeo con apenas 16 años. Pero hoy esa potencia está afinada. El trabajo con Jorge Climent primero y con Edgar Martin Soriano después ha sido clave. «Me ha hecho ser una versión mucho mejor de lo que yo ya era» , dice. Más allá de su combate, Lewis vivió el evento arropado por los suyos. Manguelo, Leo Climent, Miguel Ángel García y aquellos que apoyaron desde la esquina, como Pepe Torres o Daniel Richardson. El vestuario fue un refugio. Y si hay algo que le pesa más que pelear, es ver combatir a sus hermanos del octágono. «Sufro mucho más viendo a mis compañeros que peleando yo» , confiesa. Especialmente con Leo, a quien no duda en llamar su «hermanito pequeño». El WAR 8 también refrendó una imagen que, gracias al buen desarrollo del ecosistema, es cada vez más habitual en las MMA nacionales: peleadores pudiendo vivir de pelear. «La pelea más el bono son 5.500 euros», explica. Gracias a eso, su próximo viaje a Tailandia, el cual está destinado a convertirse en un campamento de entrenamiento, está completamente cubierto. El contraste con sus inicios es digno de mencionar. Al principio trabajó en una heladería, entrenando cuando podía, encajando turnos y sesiones. «Fue muy duro», reconoce. Compartir habitaciones, apretar los dientes. Hoy vive solo y puede dedicarse al cien por cien a su carrera. Ahora llega el momento de bajar las pulsaciones. Cuatro peleas en un año, todas en grandes escenarios, pasan factura. El Elegido apunta a los meses de marzo o abril para volver a competir. «Quiero seguir haciendo peleas, ganando peleas y hasta que lleguemos al objetivo que es la UFC », comenta. No tiene prisa. «Esto es una carrera, una maratón conmigo mismo hasta que yo llegue a la meta. No me comparo con nadie ni tengo que demostrarle nada a nadie, todo lo contrario, es todo por y para mí y mi mayor rival soy yo. Así que nada, lo que la vida me depare», sentencia. 2026 será un año clave para el peleador del Climent, pues si mantiene esta actividad y realiza de forma exitosa otras tres peleas, ya se colocaría con un 6-0 en su récord, una cifra con la que pueden empezar a venir grandes oportunidades.