Extremadura dejó el domingo de ser un granero de votos para la izquierda al virar hacia la derecha y extrema derecha. El Partido Popular se consolidó como la fuerza más votada, pero sólo con un diputado más, porque la sangría que sufrió el PSOE –perdió más de 14 puntos en uno de los territorios en los que fue hegemónico– benefició sobre todo a Vox y en menor medida a Unidas Podemos. El partido de Santiago Abascal es uno de los grandes triunfadores del hundimiento del PSOE. El castigo infligido a su candidato autonómico, Miguel Ángel Gallardo –que ha dimitido como líder de los socialistas extremeños–, y también a Pedro Sánchez, alimenta la crecimiento de la formación ultra, que en 2023 obtuvo por primera vez representación parlamentaria en esta comunidad con cinco diputados, y que ahora han aumentado a once.