El 26 de enero de 1972 iba a ser un día de descanso para la azafata yugoslava Vesna Vulovic. A sus 22 años, aquella rubia sonriente hacía planes porque tenía libre, pero una confusión de nombres con una compañera provocó que la movilizaran de urgencia. Como era joven, no se quejó. Y se subió a un McDonnel Douglas DC-9, de la compañía JAT, que debía cubrir la ruta con escalas entre Estocolmo y Belgrado.