En un momento dominado por el ruido mediático, la crispación política y una agenda internacional saturada de tensiones, detenerse se ha convertido en una necesidad. El paréntesis que se abre con el solsticio de invierno y que se prolongará durante algunas semanas ofrece una oportunidad privilegiada que deberíamos saber aprovechar para hacer esa pausa imprescindible, relajarnos, ordenar pensamientos y reenfocar prioridades. Es un momento idóneo para cerrar el ciclo que termina y preparar un inicio de año más sereno, consciente y equilibrado, tanto en lo personal como en lo colectivo.