Menos pucheros

María Guardiola, que ha perdido en Fuente de Cantos veinticuatro votos más que los que robaron, siempre tendrá una deuda con los votos robados. De agradecimiento, por supuesto. Y no la tiene con quienes los robaron porque en realidad no los robaron, sino que se los llevaron consigo –con el dinero, más bien, distraídamente– como se habrían llevado cualquier otra cosa que se considere digna de estar guardada en una caja fuerte (quienes roban no tienen que ser –porque roben– condicionadamente idiotas).